Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera¡Hola, cazadividendos! En este macroartículo intentaremos ofrecer una visión general de la filosofía de vida con la que intentaremos vivir del dividendo. Veremos que es mucho más que invertir en bolsa y que afectará a tu manera de entender el dinero, el consumo, el ahorro y la inversión, y que es posible que cambie algunos de tus objetivos vitales. Por eso es muy importante que se plantee como un objetivo familiar y no personal. Si la familia rema en contra todo irá más lento.

Para explicarlo nos basaremos en los vídeos de las Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera, que se celebraron en Valencia el 25 y 26 de mayo de 2018. Durante esos dos días los integrantes del grupo Objetivo 2035, con Manuel Hurtado y Josan Jarque (enormepiedraredonda.com) a la cabeza, desgranaron las bases de esta filosofía de vida. 

El evento, completamente gratuito y con un aforo de 200 personas que se quedó corto, contó con la colaboración especial de tres invitados:

 

Las Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera


Las Jornadas se basaron en el libro «Cómo hacerse rentista», de Josan Jarque.  Si no lo has leído, te recomiendo encarecidamente que lo compres porque vale mucho la pena y además dedica todos los beneficios a una ONG con la que colabora activamente. Puedes encontrarlo en nuestra página de recursos.

Cada ponencia explica una parte del libro y el resultado es un megatutorial en vídeo que puede ir muy bien para evangelizar a los escépticos. En medio de las ponencias los tres invitados dimos una charla complementaria y al final de cada sesión se reservaron 45 minutos para que pudiéramos responder a las preguntas de los asistentes.

Las Jornadas empezaron con la presentación de Ricardo Cobacho y Manuel Hurtado y aquí tenéis el cartel, el programa y una serie de fotos del evento. Una de las mejores cosas de las jornadas es que pudimos poner cara a muchos habituales de nuestro foro y nuestro blog, y es muy gratificante salir de vez en cuando de la comunidad virtual para conocer a la gente en persona.

¿Cómo alcanzar la independencia financiera?

Utilizaremos los vídeos de las Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera para explicar nuestra manera de alcanzar la independencia financiera. No es la única, pero tiene la ventaja de que no requiere grandes conocimientos o habilidades, con lo cuál es apta para todos los públicos.

Cuando la gente se entera de que inviertes en bolsa, es probable que se interesen por cómo lo haces exactamente. Normalmente, ese interés se esfuma rápidamente en cuanto entras en detalle y no tienes tiempo de explicarles prácticamente nada. La razón es que buscan un consejo de inversión concreto, algo que les haga ganar dinero rápida y fácilmente. Si alguien realmente interesado en entender cómo funciona me preguntase, creo que intentaría transmitirle lo que se explica en este artículo.

Introducción


La independencia financiera se alcanza cuando generas unas rentas financieras pasivas que te permiten decidir si quieres trabajar o no. En ese momento podrás dedicar tu tiempo a lo que quieras. Si tu deseo es seguir trabajando, lo podrás hacer pero, si prefieres viajar, estudiar esa disciplina que te encanta pero que nunca estudiaste porque no tenía futuro laboral o realizar ese proyecto personal que siempre quisiste emprender y no pudiste por falta de tiempo, ahora es el momento.

Es importante darse cuenta de que el trabajo actualmente condiciona muchísimo tu vida. Ya no es sólo cuestión de que lo necesites para poder vivir o de que te guste más o menos. Además, el hecho de trabajar hace que tengas que hacer muchas cosas para poder trabajar, en una especie de círculo vicioso. Contratas una guardería, una persona para que te ayude con las tareas de la casa, actividades extraescolares de los niños, compras comida precocinada o que se hace en dos minutos porque llegas a casa cansadísimo,  vas corriendo a todos sitios porque el trabajo encorseta el resto de tu jornada, etc… Podemos decir que casi vivimos para trabajar.

Vale. Se trata de tener rentas pasivas para no tener la necesidad de trabajar. ¿Y qué son las rentas pasivas? Pues aquellas que se obtienen sin necesidad de dedicar nuestro tiempo para obtenerlas, es decir, sin necesidad de trabajar.

Pueden ser rentas de alquiler, dividendos o cualquier otro ingreso recurrente generado sin participación nuestra. Siendo rigurosos, siempre tendremos que hacer alguna cosa, como encargarte de las reparaciones del inmueble que tienes alquilado, de las peticiones del inquilino o revisar de vez en cuando tu cartera de acciones por si alguna empresa deja de dar diviiendos, pero nuestra participación será mínima.

Por lo tanto, se puede buscar la independencia financiera de muchas maneras, pero lo que hay que tener claro es que es asequible a todas las personas que tengan unos ingresos normales. Y sobre las maneras de alcanzarla, deberíamos escoger las que:

  • Proporcionen rentas serán crecientes con el tiempo.
  • No sean un todo o nada. Si a medio camino decides parar, tendrás una renta complementaria a tu trabajo o pensión.
  • Sea heredable para que se la podamos traspasar a nuestros hijos.

Parecen trivialidades pero no lo son tanto. La mayoría de gente no quiere rentas sino dinero. Diría más: la mayoría de gente quiere ser rica sin saber muy bien para qué. ¿De qué te sirve tener mucho dinero? ¿No es mejor que cada mes te entre el dinero suficiente para vivir independientemente del dinero que tengas?

Acumular riqueza no sirve para nuestro objetivo porque nunca sabremos cuando tendremos suficiente. El dinero reduce su valor a medida que pase el tiempo y no sabemos cuantos años viviremos.

En cambio, el planteamiento de construir una renta que crezca cada año por encima de la inflación elimina estas variables: cuando nuestra renta supere a nuestros gastos con un cierto margen habremos alcanzado el objetivo.

Razones para buscar la independencia financiera hay muchas, pero el objetivo básico no es otro que disponer de todo nuestro tiempo y no tener que pensar en cómo ganar el dinero necesario para vivir. Por eso es muy importante tener proyectos personales o aficiones en las que queramos emplear nuestro tiempo.

Y más importante aún es ser feliz mientras construyes esa fuente de ingresos. De nada sirve alcanzar un objetivo tan gratificante como la independencia financiera si has vivido una vida desgraciada para conseguirlo.

Entender el dinero


La gente no entiende el dinero. Parece increíble pero es una realidad.

Y no hablo de conceptos «sofisticados» como el interés compuesto. No. Hablo de cosas mucho más básicas, como entender cómo afectan los gastos recurrentes, lo perjudicial que es la deuda o que el dinero pierde valor con el tiempo.

Curiosamente, en este tema tiene muy poco qué ver la formación de las personas y es habitual encontrar gente con un nivel cultural alto, acostumbrados a gestionar en el trabajo proyectos y a planificar presupuestos de muchos millones de euros que fallan luego en lo más básico en sus finanzas. Y lo peor es que están convencidos de que son expertos.

Hay que entender cómo funciona el dinero, pero también cómo funciona el sistema. El conocimiento es dinero, no lo dudes. Si entiendes cómo funcionan las cosas podrás aprovecharlo a tu favor. Si no lo entiendes, simplemente dejarás pasar oportunidades ante ti.

Por eso, es muy fácil caer en una serie de trampas del dinero que hacen que acabemos siendo esclavos de él. Son estas:

  • La trampa del tiempo y el dinero, o dicho de otro manera, como el hecho de ganar dinero (que es la manera básica de comprar tiempo) hace que no tengamos tiempo de casi nada.
  • La trampa del consumismo, o lo que es lo mismo, consumir porque tenemos dinero aunque no lo necesitemos realmente. Y al consumir demasiado necesitaremos ganar más. Y al conseguir ganar más querremos consumir más… y ya estamos en la carrera de la rata.
  • La trampa de estar atrapado en un buen trabajo. O no querer dejar tu trabajo aunque no te guste porque te da seguridad, aunque tengas treinta años por delante hasta la jubilación. Imagínate dedicar esos treinta años a algo que te guste. Por eso es muy buena idea pensar en ir comprando tu jubilación poco a poco.
  • La trampa de despreciar el dinero. Las personas que desprecian el dinero se caracterizan por gastarlo sin mesura para disfrutar de él, con lo cuál acaban siendo esclavos de él por dos motivos: necesitan más dinero para ser felices y cuando tienen un contratiempo económico no tienen dinero para hacerle frente.
  • La trampa de sobrevalorar el dinero. Dicho de otro modo, tener miedo a no tener suficiente dinero o a que el dinero te dure menos que la vida. Las personas que caen en esta trampa son tremendamente conservadoras con el dinero, no disfrutan de él y no quieren invertirlo por miedo a perderlo, y creen que acumular dinero es la solución cuando lo cierto es que acumular dinero no les servirá de nada porque nunca tendrán bastante.
  • La trampa del dinero que viene de golpe. La gente que no entiende el dinero no sabe gestionarlo y cuando reciben mucho de golpe tienden a perderlo.
  • Fiarse de que la pensión de jubilación cubrirá todas tus necesidades cuando dejes de trabajar. Las pensiones van a la baja y lo más probable es que acaben siendo una paga de subsistencia. Además, una de las medidas para hacerlas sostenibles en el futuro es retrasar la edad de jubilación, con lo cuál cada vez tendrás que trabajar más para tener ese derecho.
  • La trampa de las derechas y las izquierdas, o pensar que hay diferentes facciones políticas cuando la realidad es que son los mismos enfrentados en debates poco importante, mientras los gobiernos van sucediéndose y los problemas importantes, como el paro, el futuro de los jóvenes o las pensiones, siguen sin resolverse.

Es muy curiosa la doble moral con el dinero: queremos tener cuanto más mejor, pero no se puede hablar de él, lo despreciamos en público pero en el fondo lo sobrevaloramos… Es necesario tener una actitud sana ante el dinero. Es parte importante de nuestra vida y, en consecuencia, deberíamos valorarlo en su justa medida y tratarlo con naturalidad.

¿Cuál será nuestra estrategia?

La receta de la independencia financiera tiene cinco ingredientes:
  • Ganar dinero, fundamental para construir las fuentes de ingresos pasivos.
  • Ahorrar una parte, intentando evitar las trampas del dinero y disfrutando de la vida al mismo tiempo. Este es uno de los puntos más controvertidos. Ahorrar se asocia normalmente a dejar de disfrutar de la vida para acumular dinero y al primer contratiempo surgen las dudas y es inevitable pensar si vale la pena luchar por la independencia financiera.
  • Invertir para construir las fuentes de ingresos pasivos.
  • Reinvertir los ingresos pasivos que vayamos obteniendo y añadir nuevo ahorro a medida que vaya llegando.
  • Decidir cuando los ingresos pasivos son suficientes para dar el salto. Algunas personas, cuando ya están cerca y no quieren esperar, cambian de domicilio a un lugar más barato o incluso venden su piso para dar un empujón a su cartera y poder saltar antes.

Por supuesto, el camino puede ser mucho más rápido si partes de un ahorro elevado o si te llega repentinamente mucho dinero para invertir, fruto por ejemplo de una herencia, un premio de la lotería o la venta de un inmueble. Pero dejando de lado estos casos, tendrás que ceñirte a la estrategia que hemos descrito.

La estrategia de inversión en dividendos crecientes funciona dejando actuar el tiempo y el interés compuesto. El interés compuesto es la suma de varias progresiones:

  • Cada año tendremos los rendimientos de todo el dinero que hayamos ahorrado e invertido hasta ese momento. El dinero que aportamos se comporta según una progresión aritmética porque aportamos una cantidad fija y, por tanto, cada año genera un rendimiento fijo adicional.
  • Además, cada año tendremos los rendimiento de los rendimientos que hayamos reinvertido hasta ese año. Estos rendimientos crecen según una progresión geométrica, porque la base que los genera será cada vez mayor.
  • Las empresas en las que invertiremos se caracterizan por retribuir a sus accionistas con un dividendo que crece cada año. Esto es otra progresión geométrica porque cada año los rendimientos crecen a un ritmo superior. Si no reinvirtiésemos los dividendos, estos crecerían simplemente porque la empresa los aumenta.
  • La valoración de las acciones de las empresas crecen a largo plazo, en lo que sería la tercera progresión geométrica a favor de nuestra inversión.
  • Desgraciadamente también tenemos la progresión geométrica de la inflación, que rema en contra. El dinero cada vez vale menos y eso restará poder adquisitivo a los rendimientos de nuestras inversión.
  • Finalmente, las obligaciones fiscales hacia la administración (impuestos) y las comisiones sobre nuestros productos financieros también actúan como una progresión geométrica negativa. Si obtenemos un 8% por nuestras inversiones y pagamos un 3% de comisiones e impuestos, el rendimiento real será del 5%. El efecto de las comisiones y los impuestos es muy importante, así que hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de decidir la estrategia que utilizaremos.

El efecto combinado de estas progresiones resulta en que es mucho más importante dejar que el tiempo y el interés compuesto actúe que invertir una cantidad muy grande. Esto hace que la estrategia sea asequible a personas con un sueldo normal.

Y por supuesto no olvides disfrutar del camino. No vale de nada postergar todo el disfrute a cuando puedas dar el salto. Tienes que llevar una vida ordenada y satisfactoria para sentirte bien y poder alcanzar el objetivo. Si no es así, una de dos, o tendrás una vida plana, aburrida e infeliz o dejarás el objetivo cuando veas que estás renunciando a todo por algo que tardarás muchos años en conseguir.


Mención especial para cuidar mucho tu salud y mantenerte en un buen estado de forma. De nada serviría alcanzar el objetivo y no poderlo disfrutar por no encontrarte bien. O peor aún, no llegar por no cuidarse lo suficiente.

Estos últimos consejos aparentemente desordenados son importantísimos. Esto es mucho más que una estrategia. Es una filosofía de vida y, como tal, debe cuidar todos los aspectos en su globalidad: dinero, salud, felicidad, tiempo, etc… No descuides ninguna pata. Si alguna no es suficientemente firme, la independencia financiera se tambaleará y hasta puede desmoronarse.

Todo esto se explica de manera muy didáctica en el siguiente vídeo:

Educación financiera

La educación financiera tiene mucha importancia en esta estrategia porque tener un mínimo de cultura financiera es indispensable para no ser presa de las trampas del dinero, no caer en la carrera de la rata, ser capaz de mantener un control de gastos y ahorrar equilibradamente.

La educación financiera es algo que debería trabajarse en familia. No sirve de nada que tú lo tengas clarísimo si los tuyos no te siguen.  Además, piensa que para tus hijos será muy provechoso tener nociones de educación financiera. Si entienden cómo funciona el dinero, ven la importancia de ahorrar y conocen las bases de algún método de inversión a largo plazo seguro que tendrán una vida sin grandes problemas económicos.


Y si aplican este conocimiento a construirse una cartera de inversión desde pequeñitos, con tu ayuda evidentemente, cuando lleguen a la mayoría de edad ya tendrán unas ciertas rentas pasivas periódicas y podrán alcanzar la independencia financiera muy jóvenes.

Ganar dinero

Es el primer paso: ganar dinero. Sin dinero no hay ahorros y sin ahorros no podemos empezar a construir nuestras rentas pasivas. La manera normal de ganar dinero es trabajando, así que empezaremos por ahí.

En primer lugar, deja de estigmatizar el trabajo y de pensar que tienes el peor trabajo del mundo. El trabajo tiene cosas malas pero también cosas buenas y no hay que perder de vista las buenas: te proporciona ingresos, en algunos casos beneficios sociales (mutua, cheques restaurantes, plan de pensiones, etc…), tienes un mes de vacaciones pagadas (no en todos sitios es así) y ganas el derecho a prestaciones sociales como la pensión de jubilación, la prestación por desempleo, las prestaciones por incapacidad y otras similares.

Todo el mundo trabaja, así que uno de los primeros consejos sería intentar diferenciarse. Si haces lo que todo el mundo hace, te pueden cambiar por otra persona y además te pagarán menos que si haces algo que sólo tú o muy pocas personas saben hacer.

En cambio, si haces algo diferente podrás ganar el mismo dinero trabajando menos horas o ganar más dinero trabajando las mismas horas. Por eso es muy importante escoger bien a qué queremos dedicarnos, para maximizar nuestros ingresos.


Por otro lado en un mundo globalizado como el actual es fácil encontrar mercados para nuestras habilidades. Y además es muy importante hacerlo, porque diversificas tus fuentes de ingresos y eres menos dependiente de los ingresos de tu trabajo. Y eso te dará libertad.

Puedes intentar monetizar tus aficiones, como escribir, bailar o jugar al ajedrez.

O también puedes utilizar el enorme escaparate que es internet para vender tus servicios en cualquier cosa que sepas hacer, como hablar idiomas, organizar excursiones de montaña o tus conocimientos de informática.

O vender trastos viejos en Wallapop o eBay.

Posibilidades hay muchas… Y es bueno diversificar los ingresos para que no todos vengan del mismo sitio.

No te dejes atrapar por el sistema


La siguiente fase es saber ahorrar y saber no caer en las trampas del ahorro:

  • No se trata de ahorrar en extremo privándonos de placeres. Se trata de gastar el dinero en lo que nos es útil o produce felicidad, y eliminar el resto. Es lo que se suele llamar consumo responsable.
  • No pienses que no puedes ahorrar porque ganas muy poco. Normalmente no es cierto y en general siempre se pueden reducir los gastos sin afectar a tu percepción de felicidad.
  • Evita la carrera de la rata, que consiste en que los gastos tienden a expandirse hasta el límite de los ingresos, y cuanto más ganas más gastas. Por lo tanto, si quieres comprar más cosas o contratar más servicios, necesitarás trabajar más para ganar más dinero. Además los impuestos crecen mucho más rápido que el sueldo y, si por ejemplo lo duplicas, realmente percibirás mucho menos del doble. Es decir, pierdes calidad de vida pero no recibes la justa recompensa por tu esfuerzo. ¿Qué te parece?

El control de gastos

Normalmente tenemos clarísimo cuáles son nuestros ingresos mensuales, pero sin embargo no sabemos cuánto gastamos en ese periodo.

Y tan importante es saber cuánto ganas como cuánto gastas. Porque la diferencia entre ambos será lo que marque cómo vives y cuánto ahorrarás.

Por eso es imprescindible llevar un control de gastos, que nos permitirá:

  • Eliminar gastos innecesarios.
  • Priorizar entre los diferentes tipos de gastos:
    • Gastar en experiencias: ocio, salir, viajar, etc… Esta partida debería ser de las más importantes, porque incluye los gastos que te hacen disfrutar de la vida. Renunciar a ellos sería renunciar a vivir.
    • Gastar en comodidades: pintar, arreglar un grifo, pedir comida a domicilio, etc… Puedes pagar por hacer cosas que tú podrías hacer. Tú decides si quieres la comodidad de que lo haga otra persona o prefieres hacerlo tú y aprovechar ese dinero para algo que te aporte más satisfacción.
    • Gastar en poseer. Deberías priorizar las cosas que usas o te aportan felicidad, y desterrar el resto. Tener por tener no vale para nada y lo único que te traerá son problemas en forma de gastos de mantenimiento o responsabilidades derivadas del hecho de tener estos objetos. Ejemplos serían una casa o un coche. Si los tienes y no te aportan una satisfacción especial, las responsabilidades derivadas en forma de impuestos, seguros o cuotas los convierten en un agujero negro para tu economía doméstica.
    • Gastar en aparentar. Cuánto más tienes más prestigio social tienes. Aquí se incluiría un viaje a algún lugar exótico, un coche de gama alta, un móvil de última generación, etc…. Fíjate que algunos de estos gastos pueden entrar en otras categorías y la diferencia es muy sutil. Gastas en aparentar si realmente no te aporta felicidad y sólo buscas que los demás te admiren o envidien.

Fíjate que una idea se repite constantemente: utiliza tu dinero para lo que te es útil o te aporta satisfacción o felicidad, y elimina el resto de gastos.


Por supuesto, hacer esto requiere un análisis sincero de qué necesitas y qué te hace feliz. Necesitas pensar en términos de consumo responsable. Y cuando hagas ese análisis, no vale decir: «lo necesito todo».

Primero porque no es verdad, y segundo, porque si respondes eso, ya estás en la carrera de la rata. Y no queremos eso, ¿verdad?

Cómo ahorrar

El ahorro es una cuestión de muchas pequeñas decisiones que tomamos cada día. Por lo tanto, conviene tener identificados los gastos que tenemos que evitar y planificar el resto. Veamos como:

  • Elimina el «sólo son dos euros» de nuestro vocabulario. Comprar algo porque cuesta poco dinero es tirar el dinero si realmente no lo necesitas. Las rebajas se aprovechan de esto. Los precios que acaban en «.99» se aprovechan de esto porque dan la impresión de que cuestan un euro menos de lo que cuestan realmente y nos es más fácil comprar. Los gastos hormiga (pequeños gastos que repites habitualmente, como el café de la máquina expendedora tres veces al día) son demoledores.
  • Planifica tus gastos. No comprar por impulso sino porque responde a una necesidad o a una satisfacción. Ve al supermercado con una lista y a las rebajas con una idea clara de lo que necesitas. Planifica y compra los regalos y productos importantes como electrodomésticos, móviles o coches con tiempo para escoger la mejor opción y no te dejes autoengañar con el «ya que estoy me gasto X más…».
  • Estudia tus gastos fijos y optimizar los servicios para contratar sólo lo que necesitas: teléfono, conexión a internet, potencia eléctrica, gas, televisión, gimnasio, suscripciones a revistas, etc…
  • Págate a ti mismo primero. Planifica tu ahorro como un gasto más. Si has decidido, después de un análisis serio y meditado, que tu ahorro mínimo mensual serán 200 €, aparta esos 200 € nada más cobrar la nómina para no tener la tentación de gastarlos. Y si al final de mes te sobra algo, añádelo al ahorro mensual y sepáralo del resto para no gastarlo al mes siguiente.
  • En general, elimina tus deudas porque los intereses son un gasto más que mina tu economía doméstica. Y digo en general porque algunas deudas pueden ser buenas, si los intereses son bajos y tu dinero rinde más en otro sitio.

Muchas veces, no ahorramos por cuestiones psicológicas. Nos convencemos de que no vale la pena, nos da pereza o simplemente lo vamos aplazando por dejadez. El cerebro nos juega malas pasadas e intenta que cumplamos su programación sin más. Si nos han programado para consumir ¿por qué esforzarse por ahorrar?

Además, hay rutinas muy sencillas que fomentan el ahorro. Una de ellas es preguntar. Tan sencillo como eso. Te llega la nueva prima del seguro y ha aumentado. Pregunta por qué y pide un ajuste del precio. Es muy fácil: sólo tienes que hacer una llamada o enviar un correo electrónico. Y lo mejor es que funciona.


Otra es aprovechar las ofertas de los supermercados con los productos no perecederos. Comprar aceite, conservas, productos de limpieza o de higiene personal para varios meses cuando hay ofertas que valen la pena se traduce en un ahorro muy importante para la economía familiar. Y con lo que han mejorado las compras online… ¡ya no tienes excusa!

Y algo muy relevante a lo que muchas veces no se le da demasiada importancia es que el conocimiento del sistema es una de las mejores maneras de ahorrar.

Si entiendes cómo funciona el sistema fiscal y los diferentes instrumentos financieros, y eres capaz de aprovecharlo para planificar con anticipación los siguientes pasos, seguro que eres capaz obtener un plus de ahorro y rentabilidad, que a largo plazo puede significar adelantar varios años el camino.

Si en general podemos decir que el conocimiento te hace más fácil la vida, si nos ceñimos a temas administrativos y económicos, créeme que no exagero en absoluto si te digo que el conocimiento es dinero.

Entender cómo funciona el impuesto sobre la renta o sobre el patrimonio, entender la fiscalidad de la venta de acciones extranjeras y de divisas, ser consciente de que depende de cómo se trate fiscalmente una OPA tus ganacias pueden esfumarse o saber qué implicaciones fiscales tiene una escisión de empresas son cosas que afectarán directamente a la rentabilidad de tu cartera.


Si sabes cómo funciona podrás tomar medidas para reducir la tributación.

Hay muchas maneras. Desde estrategias sencillas como tener varias cuentas de valores con diferentes titularidades para aflorar minusvalías que reduzcan la base del ahorro hasta las más complicadas, como usar mecanismos offshore, siempre de manera legal, por supuesto. 

¿Pasa algo si no las sabes? Pues no. La ignorancia es atrevida y si no sabes lo que pierdes no lo echas en falta. Pero si lo sabes harás lo posible por aprovecharlo, ¿verdad?

Saber que con determinados brokers tendrás que presentar el modelo 720 de Hacienda o el D6 de Economía puede ser motivo para que los esquives porque se te haga un mundo. O lo contrario, que no sea importante para ti y estés dispuesto a asumir ese esfuerzo a cambio de comisiones más bajas. Pero tú decides: lo malo sería contratar el broker sin saber que tendrás que hacer estos trámites.

Y esto son los impuestos más inmediatos, con los que te tocará bregar cada año, pero hay otros que, afortunadamente, te encuentras pocas veces y tienen mucha afectación, como el impuesto de sucesiones.


No me cansaré de repetirlo: no lo dejes, planifica fiscalmente la sucesión, haz testamento y asegúrate de que tus intermediarios no te pondrán pegas llegado el momento. La diferencia para los que queden puede ser muy importante. Una mala planificación fiscal de este hecho puede hacer que haya que malvender patrimonio o pagar un impuesto muy elevado que se podría haber evitado o reducido simplemente habiéndolo previsto.

Inversión

Yo particularmente creo que hay un cambio de modelo bastante evidente. El sistema ha cambiado, el trabajo ha cambiado e incluso los valores están cambiando. Pilares de nuestro modo de vida, como un trabajo para toda la vida, una pensión y un sistema económico estable cambian a velocidades endiabladas y la inversión en bolsa es una manera de adaptarse y aprovechar ese cambio de modelo.

Por eso, debemos empezar a invertir parte de nuestro ahorro en construir fuentes de ingresos pasivos que nos protejan contra esos cambios.

Pero tenemos que ser prudentes. Y por eso decimos «parte de nuestro ahorro». No es prudente invertir todo lo que ahorras. Siempre hay imprevistos a los que hay que hacer frente y tienes que estar preparado.

La inversión en bolsa es muy segura a largo plazo, pero a corto plazo se comporta como una montaña rusa. Si una empresa tiene un buen modelo de negocio, tiene poca deuda y sus beneficios son crecientes en el tiempo, lo más seguro es que la cotización de esa empresa también aumente a largo plazo.


¿Y cómo se identifican esas buenas empresas? Pues tendrás que aprender a hacerlo, por lo menos los conocimientos mínimos. Pero no te asustes, hay multitud de recursos para aprender y hasta entonces puedes ayudarte de analistas o servicios de asesoramiento que pueden orientarte en tus decisiones.

En cualquier caso, tendrás que familiarizarte con la jerga de la inversión y la independencia financiera. No tiene mucho sentido invertir en dividendos y no entender una noticia que hable sobre una de tus empresas para separar el grano de la paja. Suscribirte a páginas como Los Cazadividendos seguro que te ayudará en esta tarea.

Escoge bien de quién te fías, no todo el mundo vale, pero hay gestores de fondos con históricos de rentabilidad muy contrastados, servicios de asesoramiento como OCU Inversores o Morningstar Dividend Investor, que llevan muchos años trabajando, o analistas en páginas webs que pueden ayudarte a elegir bien.

Eso sí, mentalízate de que en el corto plazo el ruido de mercado puede hacer que su cotización no responda a su verdadero valor. Una noticia sobre el interés de otra empresa, un proyecto fallido, una posible sanción por algún incumplimiento de la ley o cualquier otra noticia parecida pueden llevar la cotización de las acciones a valores que nada tienen que ver con el valor real de la empresa.

Y si en ese momento tienes que vender las acciones para hacer frente a algún imprevisto es posible que pierdas dinero. Posiblemente ese momento sea el mejor para comprar acciones porque están muy baratas y tú tendrás que venderlas para ese gasto que no esperabas.


Por eso es necesario reservar parte del ahorro para hacer frente a estos gastos y evitar tener que vender tus acciones en el peor momento posible.

Adicionalmente, muchos inversores están preocupados por la seguridad «física» de su inversión. Una cosa es que te equivoques, tus inversiones no sean las adecuadas y acabes perdiendo dinero, y otra muy diferente que el depositario de tu inversión no sea capaz de hacer frente a su responsabilidad de devolvértela cuando se lo requieras.

¿Qué ocurre si el broker quiebra? No te preocupes porque tus activos están separados de los del broker y sus responsabilidades económicas y las tuyas están separadas. En ese caso, tus acciones se traspasarían a otro broker y ya está.

¿Y si el broker directamente me engaña? En ese caso actúan los fondos de garantía de inversión de cada país. Tu responsabilidad consiste en haber comprobado previamente que tu broker está adherido a uno de estos fondos y contratar otros si ves que tu inversión está demasiado concentrada en él y merece la pena añadir otro.

 

Las trampas de la inversión


Es fundamental invertir tiempo y energía para adquirir unos mínimos de cultura financiera. Con estos mínimos serás capaz de invertir con las garantías mínimas y seguro que te irá bien. Pero la mayoría de gente no lo hace y acaba cayendo en las trampas del ahorro:

  • La primera es pensar que no sabes invertir y, por lo tanto, no hacerlo. Nadie nace sabiendo invertir, así que tendrás que dedicar esfuerzos a aprender. Si no lo haces y dejas tus ahorros sin hacer nada con ellos, la inflación acabará haciendo que pierdas poder adquisitivo: tu dinero seguirá siendo el mismo, pero con él podrás comprar menos cosas cada año que pasa.
  • La segunda es pensar que el gestor del banco vela por tus intereses y que, si tú no sabes invertir, él te dirá donde poner tu dinero para que obtengas la mejor rentabilidad. Tienes que tener claro que el banco es una empresa y que sus intereses son diferentes a los tuyos. Ellos intentan maximizar lo que ganan al venderte sus productos, mediante las comisiones que te cobran o directamente de los márgenes que obtienen al ser directamente productos suyos. No te engañes pensando que su prioridad es que tú ganes dinero.
  • La tercera es poner el dinero en productos sin riesgo, como los plazos fijos. Mucha gente piensa que es mejor tener el dinero seguro que invertirlo, pero olvidan que su dinero vale cada vez menos, así que, si lo invierten en productos como los depósitos a plazo, acaban perdiendo dinero.  El dinero, como ya hemos dicho antes, cada vez vale menos por la inflación. Si los productos en los que inviertes producen pocos rendimientos, realmente estás perdiendo dinero.
  • La cuarta es pensar que puedes batir al mercado adivinando sus movimientos. Esta es especialmente importante y la trataremos en el siguiente apartado.

Trading vs largo plazo

El trading se basa en que toda la información está en los gráficos de la acción, con lo cuál se puede prever el comportamiento futuro de la cotización en función de lo que ha pasado hasta este momento. Si aceptas este planteamiento, también aceptarás que es fácil ganar dinero simplemente comprando cuando la acción vaya a subir y vendiendo cuando la acción vaya a bajar.

Pero lo cierto es que la mayoría de personas son incapaces de hacer estas predicciones con un porcentaje razonable de aciertos y sin perder la salud en hacer el seguimiento y pasarse el día revisando señales que indiquen cambios de tendencia.

Y la razón fundamental es que la bolsa no es una ciencia exacta y los inversores no se comportan de manera racional. Esto significa que lo que hicieron en el pasado no tienen por qué volver a repetirlo en el futuro y que intentar reproducirlo con fórmulas matemáticas y modelos económicos es poco productivo. De todo esto hablan las finanzas del comportamiento.

Problemas:

  • En cada operación, el broker siempre gana las comisiones y La Agencia Tributaria siempre cobra los impuestos. Eso lima tu rentabilidad.
  • Actualmente hay multitud de máquinas que operan en modo automático (sin personas manejándolas) que se adelantan a las operaciones que tú puedas hacer.
  • La psicología de las personas. La avaricia, el miedo o el nerviosismo harán que cortes ganancias antes de tiempo o vendas cuando la acción iba a recuperar.
  • Esta manera de operar es muy exigente emocionalmente porque tienes que estar pendiente a todas horas. Es muy habitual que el estrés gobierne tu vida cuando te dedicas al trading.
  • Hay gente (empresas, grupos de presión, inversores institucionales, etc…) que pueden hacer que el mercado se mueva hacia donde ellos quieren y tú estás a merced de ellos. Por mucho que tu gráfico diga que va a pasar algo, si los que mandan se empeñan en que la acción haga lo contrario, lo hará.

Empresas para vivir del dividendo


Las empresas que escogeremos para nuestra estrategia:

Está claro que hay que tener un método para escoger las mejores empresas para invertir en dividendos. Si no lo tienes puedes utilizar servicios de asesoramiento, copiar a los gestores de fondos de inversión o seguir los consejos de analistas contrastados. En ese caso, y esto es importantísimo, asegúrate de que merecen tu confianza.

Escojas el método que escojas, lo más probable es que te guíe indefectiblemente hacia las empresas más atractivas para la mayoría, empresas que naturalmente siempre estarán caras. Puedes vender puts para intentar comprarlas a buen precio o. como mínimo, ganar la prima o intentar ajustar el precio de entrada mediante el análisis técnico, pero estas empresas no suelen dar grandes oportunidades y, cuándo las dan, es porque hay noticias apocalípticas sobre ellas.

¿Renunciaremos entonces a comprarlas? No, pero habrá que pensar en estrategias para comprar las mejores empresas, abstrayéndonos del precio. Recuerda que queremos lo mejor en nuestra cartera y no podemos dejar de tener lo mejor porque sea caro.

También es muy importante diversificar:

  • Comprar la misma empresa en diferentes momentos. Acertar con el mínimo de cotización de una empresa es muy difícil. Por eso, si compras en diferentes momentos, habrás comprado a diferentes precios y el precio medio no será ni el mejor ni el peor, y muy posiblemente será un precio razonable.
  • Comprar diferentes empresas, sectores y países, para evitar problemas puntuales que puedan afectar a una parte importante de nuestra cartera.

¿Y cuántas comprar? Pues sobre esto hay muchas teorías, pero la mayoría coincide en que deberíamos tener como mínimo 10-12 empresas, a menos que seas capaz de analizarlas y tengas suficientes conocimientos para decidir que son buenos negocios. Y muchos inversores apuestan por carteras más amplias, de 25-30 valores.

¿Y es importante comprar empresas de fuera de España? Pues sí, mucho. Puedes empezar comprando sólo empresas españolas. Su mayor rentabilidad por dividendo, las menores comisiones y el hecho de no tener que lidiar con otras administraciones hacen que sea más sencillito. Además, y aquí me permito hacer una bromita, las empresas españolas dan regalitos a sus accionistas. No es que sean importantes pero hace ilusión recibirlos 🙂

¿Dónde comprar las empresas entonces? Pues en todos los mercados, pero siempre las mejores empresas. La mayoría las encontrarás en el extranjero: en Estados Unidos, en Reino Unido, en Europa, en Australiahasta en España. Y en todos los sectores: de consumo, energético, financiero, inmobiliario (REITs y/o SOCIMIs), asegurador, etc… Hay inversores que tienen sectores en los que prefieren no invertir, pero mi opinión es que todos los sectores son válidos siempre que la calidad de la empresa y sus ratios nos demuestren que es válida para nuestra estrategia.

Pero rápidamente te darás cuenta de que hay sectores que no están presentes en el Ibex y que, si tu objetivo es incorporar las mejores empresas, no te quedará más remedio que irlas a buscar allá donde estén.

Te encontrarás problemas como la doble imposición internacional en el cobro de dividendos, el efecto del cambio de divisas, la comisión de cambio o las tasas que cobran en algunos mercados por operar, pero verás que no son tan importantes como parecen y no justifican que no compremos empresas en los principales países, como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia o Suiza.


Por ejemplo, el cambio de divisas afectará a las compras y marcará, por tanto, una parte importante de la rentabilidad inicial. Un cambio favorable te permitirá comprar más acciones y, por lo tanto, cobrar más dividendos. Pero ese mismo cambio también afectará al cobro de dividendos y, te hará ingresar menos dividendos en euros. De la misma manera, ese mismo cambio te hará ingresar menos en caso de ventas.

Es decir, el efecto del cambio es bueno para unas cosas y malo para otras y a largo plazo lo normal es que se vaya compensando. De hecho, para un mismo cambio, si estás en fase de acumulación el cambio de las compras se compensa parcialmente con el cambio de los dividendos: cobras más y compras más caro o cobras menos y compras más barato.

Y es importante también que, aparte de tener un número suficiente de empresas, el peso de cada una de ellas se mantenga controlado. Es decir, de nada sirve tener 20 empresas si una de ellas representa el 50% de tu cartera y de repente su negocio se degrada. Por eso, hay que intentar tener una cartera equilibrada y rebalancear si es necesario para corregir los desajustes.

Es posible, y completamente normal, que todas tus inversiones en un determinado periodo sean del mismo sector. Las circunstancias de mercado, el ciclo económico o los cambios políticos pueden hacer que un sector esté deprimido y las cotizaciones bajen. Lo normal es aprovechar esta situación para comprar empresas de ese sector. Puedes pensar que comprar empresas de un sólo sector va un poco en contra de la diversificación, porque concentrarás mucho en ese sector. No te preocupes porque más adelante le tocará a otro sector y tú habrás comprado a buenos precios.

Podemos encontrar este tipo de empresas en varios índices. Dos de los más usados son:

  • S&P Dividend Aristocrats, que reúne a las empresas americanas que han aumentado el dividendo durante los últimos 25 años.
  • S&P Euro Dividend Aristocrats, que reúne las empresas europeas que han aumentado el dividendo durante los últimos 10 años.

Muchas de estas empresas pertenecen al sector defensivo y es muy posible que tu cartera tenga demasiada representación de este sector. ¿Es malo? ¿Tenemos que renunciar a empresas de este sector, aunque sean empresas de muchísima calidad, para diversificar en otros sectores? Sobre esto también hay muchas posturas encontradas y hablamos de ellas en este artículo.

Las acciones (o los productos que invierten en acciones) son la mejor inversión para la mayoría con mucha diferencia. A corto plazo, la renta variable es completamente impredecible pero, cuanto mayor es el plazo, menor es el riesgo de la renta variable frente a otras opciones como los bonos, la renta fija o el oro.

Por lo tanto, la estratega más sencilla y probablemente más válida para la mayoría de gente es comprar acciones de buenas empresas y mantenerlas para siempre. Tendrás una especie de bono perpetuo, pero que además se actualiza a medida que pasa el tiempo. Siempre que hayas escogido empresas como las que hemos comentado, claro.

Fíjate que en ningún momento hemos hablado de vender. Hay estrategias mixtas, pero aquí nos decantamos por comprar empresas que repartan dividendos crecientes y mantenerlos mientras los incrementen. Idealmente será para siempre, pero si la empresa se degrada, su modelo de negocio empeora y deja de incrementarlos es posible que tengamos que pensar en vender las acciones para sustituirlas por otra empresa que cumpla nuestros requisitos. Todo dependerá de la gravedad de la situación, por supuesto, pero si la empresa recorta el dividendo hay que valorar qué haremos.

La bolsa a largo plazo

Las cotizaciones de las acciones de las empresas, en el largo plazo, tienen al valor real de la empresa. Por supuesto, a corto plazo no tienen nada que ver y puede ser qué una muy buena empresa cotice a precio de derribo.

Pero a largo plazo, una empresa que gane más dinero, que cada vez tenga más activos y que tenga unas buenas perspectivas de futuro tendrá una evolución positiva en bolsa. Dicho de otra manera, la bolsa valora el negocio de las empresas.

La bolsa es un mercado muy amplio en el que puedes invertir de muchas maneras. Si escoges invertir según esta propuesta lo más probable es que te vaya bien, porque las mejores empresas seguirán ganando dinero y cada vez ganarán más. En consecuencia, tus acciones cada vez valdrán más.

Por otro lado, la imagen que tenemos de la bolsa en el cine es tremendamente parcial, basada en la cultura del pelotazo y relacionada con un mundo de excesos. No es ese nuestro juego. Existe, sin duda, pero nosotros invertimos en negocios de verdad, con un modelo sólido y que acabarán creciendo porque no puede ser de otra manera.

Una cartera compuesta por veinte o treinta empresas fuertes de varios mercados, sectores y divisas, complementada si quieres con fondos de inversión para acceder a mercados más exóticos es tremendamente robusta. Piensa que cada uno de los componentes no supondrá más de un 4 o 5% de la cartera y que un problema con él no debería afectarte demasiado. Y además el resto de la cartera compensaría este problema con los incrementos de los dividendos.

Con estas premisas, lo mejor es poner el dinero a funcionar lo antes posible para que empiece a trabajar para nosotros. Sin embargo, sobre este punto hay muchas opiniones encontradas. Los hay que defienden invertir el dinero que separemos para inversión en cuanto dispongamos de él, mientras otros abogan por una gestión de la liquidez que, garantice que dispondremos de dinero cuando el mercado nos brinde oportunidades.

El análisis financiero

¿Pero cómo decidir si una empresa nos vale o no? Pues con el análisis financiero. Y hay dos ideas básicas y muy importantes respecto al análisis financiero:

  • No hay certezas, solo estimaciones razonables. No se trata de saber cuánto pesa la persona sino de saber si está obesa, flaca o en su peso justo. Y a partir de ahí decidimos.
  • La inversión es una actividad probabilística. Una buena decisión de inversión es la que se toma en base a la información que tenemos disponible, haciendo una buena evaluación de las posibilidades disponibles, pero eso no significa que tengamos los resultados que queremos.
  • La contabilidad es el idioma de los negocios. Hay que entender los negocios en los que inviertes y para ello es necesario tener un cierto manejo de los estados financieros de una empresa.

Por supuesto, puedes optar por delegar en otros, como analistas o asesores que salgan en medios de comunicación, servicios de asesoramiento genéricos como OCU o Morningstar o servicios privados de asesoramiento financiero.

En cualquier caso, esto es necesario para entrar en profundidad e invertir con más seguridad pero, si apuntas a empresas maduras con historiales de dividendo largos y crecientes y con deuda contenida, y diversificas adecuadamente seguro que te irá bien.

Y si quieres cuatro ideas sobre lo que es el análisis financiero y cómo utilizarlo para invertir en acciones, mira este video en el que Andrés Navarro te lo explica:

Otros instrumentos complementarios

Como has visto, nuestro instrumento preferido para acercarnos a la inversión en bolsa son las acciones, pero eso no quita que podamos utilizar otros que tienen ventajas fiscales o que están gestionados por analistas con un track record que nos dé confianza. Algunos de estos productos tienen muy mala fama, aunque en mi opinión no está justificada y en ciertos casos pueden ser extremadamente útiles.

Fondos de inversión

Los fondos de inversión son instrumentos de inversión colectiva (IIC) que permiten invertir de manera diversificada en muchas empresas con poco dinero. Al comprar una participación de un fondo estás comprando un poquito de todas las empresas en las que el fondo invierte.

Los fondos tienen ventajas muy importantes:

  • Permiten traspasar el importe de un fondo de inversión a otro sin tributar.
  • Al reembolsar el fondo pagas por la plusvalía como renta del ahorro. Es decir, si invertiste 2000 €, se convierten en 3000 € y los rescatas acabarás tributando por los 1000 € de plusvalía, es decir, alrededor de los 200 €, en función del resto de rentas del ahorro que hayas cobrado en ese ejercicio.
  • Los fondos son perfectos para acceder a empresas en las que no invertirías directamente. Puede ser porque estén en mercados poco accesibles, como los mercados asiáticos, o porque sean empresas pequeñas y muy volátiles que requieren mucho conocimiento antes de invertir en ellas.

Pero no todos los fondos son buenos instrumentos.

Hay que diferenciar entre los fondos «comerciales», que son los que gestionan, comercializan y distribuyen los bancos y el resto de fondos. Los primeros tienen varios inconvenientes:

  • Comisiones elevadas, que se cobran siempre, independientemente de que los resultados sean buenos o malos.
  • El banco actúa como gestor, comercializados y distribuidor, y pueden colocar el producto aprovechándose de su fuerza de ventas aunque los resultados sean mediocres.
  • Los resultados son bastante mediocres. No importa: la comisión se cobra igual y si un fondo pierde partícipes porque funciona muy mal lo más probable es que acaben en otro fondo de la misma entidad.

Para evitar estos problemas podemos utilizar los otros dos grandes tipos de fondos: los fondos de inversión indexados y los fondos de inversión gestionados pero de gestoras independientes.

Los fondos de inversión indexados se caracterizan por replicar un índice. Es decir, compran todas las empresas de un índice y la rentabilidad será la misma que la del índice, menos la comisión de gestión, que en este tipo de fondos suele ser muy pequeña, por debajo del 0.5%. Si te gusta este estilo de inversión, igual te interesan los ETF, que son una especie de fondos pero que cotizan como las acciones. No tienen las ventajas fiscales de los fondos (aunque esto está en revisión), pero por contra tienen comisiones mucho más reducidas que los fondos indexados.

Hay variantes muy interesantes de la indexación, como indexarse sólo a los sectores históricamente más rentables o a empresas pequeñas, que suelen crecer más, o usar robo advisors para que tu inversión se rebalancee automáticamente para adaptarse a tu perfil inversor.

Los fondos de inversión gestionados por gestoras independientes están gestionados por analistas independientes que no defienden los intereses de la entidad sino la rentabilidad del fondo.  El funcionamiento es completamente diferente:

  • Los gestores son personas con nombres y apellidos y tienen un track record auditado. Sabes lo bien que lo han hecho y lo bien que lo pueden hacer.
  • Los gestores suelen invertir su patrimonio en el fondo. Si invierten su patrimonio seguro que se preocupan de hacerlo bien.
  • Muchas veces hacen presentaciones trimestrales de resultados públicos en los que los partícipes pueden preguntar lo que quieran. Este ejercicio de transparencia es muy importante porque entiendes en qué estás invirtiendo tu negocio.
Planes de pensiones

Los planes de pensiones son instrumentos con muy mala fama entre la comunidad inversora. Siendo así, ¿por qué nos planteamos utilizar los planes de pensiones como parte de nuestra cartera de inversión? Entremos un poco en detalle:

La razón principal de su mala prensa se debe a que los planes de pensiones comerciales, los que gestionan y distribuyen los grandes bancos tradicionales tienen rentabilidades muy discretas. Pero nadie dice que tengamos que escoger estos planes. Podemos escoger otros planes que tengan un buen historial o planes de gestoras independientes que no tengan ese historial pero tengan una política de inversión parecida a otros fondos suyos que si lo tengan.

Este tipo de gestoras tienen planes de pensiones con las mismas políticas de inversión que sus fondos de inversión más populares. De esta manera la rentabilidad debería ser muy parecida y esto los convierte en un instrumento a tener en cuenta.

Porque los planes de pensiones tienen tres grandes ventajas fiscales:

  • Desgravan en el momento de la aportación. El importe que aportas a los planes de pensiones se resta de las rentas del trabajo del ejercicio en que se hace la aportación y reducen los impuestos en una cantidad que puede ser muy elevada. Depende de tus rentas del trabajo y de la comunidad en la que vivas te pueden llegar a devolver en la declaración de renta el 50% de lo que aportes.
  • Cuando se rescatan también tributan como rentas del trabajo. Eso significa que en algún momento dejas de tener rentas del trabajo, si por ejemplo prevés en algún momento vivir exclusivamente de tus dividendos, podrás rescatarlos tributando mucho menos de lo que te desgravaste. Dependerá de cómo los rescates, porque puedes hacerlo en forma de capital o en forma de renta. Tú decides.
  • No tributan en el impuesto de sucesiones. Es decir, si un partícipe en un plan de pensiones fallece, sus herederos no pagarán nada por heredar el plan y podrán rescatarlo como deseen. Esto convierte a los planes de pensiones en un instrumento muy adecuado para planificar fiscalmente una sucesión. Designar heredero del plan de pensiones a alguien con pocos ingresos del trabajo puede significar un gran ahorro fiscal.

¿Por qué tienen entonces tan mala fama? Pues porque a la mayoría de gente les funcionan mal:

  • Las rentabilidad de los planes de pensiones comerciales son mediocres.
  • La desgravación en el momento de aportar la tienes que «devolver» al rescatarlos, porque sueles tener otras rentas del trabajo (la pensión, por ejemplo).
  • Porque se rescatan en el momento de jubilarse y la gente no quiere esperar a ese momento. Lo cierto es que también se pueden rescatar en caso de necesidad grave (enfermedad grave, paro de larga duración, etc…) y recientemente han cambiado la legislación y a partir de 2025 podrán rescatarse las aportaciones que tengan más de 10 años de antigüedad.

Por eso es muy importante entender cómo funcionan y valorar si en tu caso puede ser un instrumento a tener en cuenta.

Derivados financieros

Vender opciones puts consiste en adquirir un compromiso de compra en un momento determinado del futuro de una acción determinada a un precio determinado. A cambio de este compromiso cobramos una prima.

Si vendemos una put, cuando venza el plazo establecido dependiendo de la situación nos obligarán o no a comprar esas acciones:

  • Si la acción cotiza más cara, no nos obligarán a comprar las acciones porque perderán dinero.
  • Si la acción cotiza más barata, nos obligarán a comprarlas porque ganarán dinero.

¿Cómo se utilizan las opciones en nuestra estrategia? Pues con acciones que nos interesa comprar al precio de compromiso y teniendo el dinero para hacer frente a ese compromiso en caso de que ejecuten la put.

¿Que se ejecuta y podrías haberlas comprado más baratas? No pasa nada, tú has comprado las acciones a un precio que te parecía correcto para esa empresa.

Y si no se ejecuta la put, te embolsas la prima y sigues disponiendo del dinero para seguir operando.

La psicología en la inversión

El camino hacia la independencia financiera está plagado de contratiempos de todo tipo: económico, familiares, sociales, etc…

Pero el principal problema que tendremos seremos nosotros mismos. Nosotros y nuestra mente, que nos empujará hacia lo que ha sido programada durante toda la vida. No podemos hacer un cambio de chip y que dejemos atrás todo lo aprendido sin ningún tipo de duda.

Sabemos que el consumo responsable es el inicio del camino, pero la sociedad nos empuja en sentido contrario. Sabemos que invertir es lo correcto, pero todo el mundo nos dirá que nos estamos jugando nuestro dinero.

Pero es que aparte de convencer a nuestra mente de que lo correcto es lo contrario a lo que hace todo el mundo, tendremos que controlar dos grandes emociones: miedo y codicia.

El miedo intentará que dejemos de avanzar y que nos olvidemos de nuestro objetivo, porque no vale la pena ahorrar en vez de disfrutar de la vida, porque te puedes arruinar al invertir en bolsa o simplemente porque nadie lo hace. Si inviertes en bolsa deberías estar preparado psicológicamente para ver tu cartera con pérdidas latentes del 50% porque es algo que acabará pasando tarde o temprano.

A medida que aumenta el capital invertido, un mismo porcentaje de caída significa un importe mucho mayor, y el miedo te apretará para que cortes las ventas, cuando posiblemente lo que tendrías que hacer es comprar más porque la empresa lo vale y es una oportunidad única.

La codicia intentará que intentemos avanzar más rápida, utilizando estrategias arriesgadas o sin tomar las precauciones adecuadas. Si aciertas una vez al escoger una empresa que se revaloriza muy rápidamente puedes tener la tentación de dejar la inversión «tranquila» a largo plazo para dedicarte a predecir el mercado. Y eso es muy peligroso.

Y estas dos emociones estarán aderezadas con un sinfín de sesgos psicológicos y emocionales que empujarán en el sentido equivocado. Mantener a raya los efectos de la psicología en la inversión es una parte fundamental de la estrategia.

Y una buena manera de alejarte de las emociones es alejarse del mercado. Si invertimos a largo plazo no tiene mucho sentido estar controlando cada hora lo que hacen las cotizaciones de las empresas que tienes en cartera. Hacerlo lo único que puede traerte es nerviosismo y, como consecuencia, miedo o avaricia.

Y sobre todo, es muy importante rodearte de gente que tenga tu misma filosofía de vida y te pueda ayudar cuando aparezcan estas emociones y quieras salirte del plan establecido.

En la misma línea, es importante que tu familia entienda lo que estás haciendo y por qué lo estás haciendo. Posiblemente te mirarán como un bicho raro, pero su apoyo es fundamental para que todo salga bien. Es posible que pasen del tema, que no te dejen gestionar su dinero por orgullo o que quieran participar activamente pero, hagan lo que hagan es importante que te apoyen.

Si no consigues la implicación de tu pareja e hijos, cosa bastante probable, deberás pensar en ellos y plantearte qué pasaría si tú no estuvieras. Sé que es lo último en lo que nos gusta pensar, pero nadie está a salvo de accidentes o enfermedades y pensar en los tuyos es algo que deberías hacer. ¿Cómo gestionarían ellos la cartera familiar si tú no estuvieras? ¿Lo tienes claro tú? ¿Lo tienen claro ellos?

La independencia financiera

Ya tenemos los ingredientes de la independencia financiera. Ahora sólo faltan dos pequeños detalles: qué hacer cuándo la alcanzas y, si aún no has empezado, por dónde debes empezar.

Ya he llegado a la independencia financiera

Decidir en qué momento saltas es complicada. Todos aquellos cálculos que hiciste para ve cuándo podrías dejar de trabajar cada vez son menos teóricos y más tangibles. Pero eso no quita que la decisión sea difícil. Por un lado ves que los ingresos suben muy deprisa porque el interés compuesto actúa muy rápido al final del camino, pero por el otro tienes prisa por empezar a disfrutar de tu esfuerzo.

En ese punto aparecerán mil elementos que intentarán frenar tu decisión: el derecho a la asistencia sanitaria si no trabajas, el derecho a tu hipotética pensión si te retiras joven y con muchos años hasta la edad teórica de jubilación, el rechazo de tu entorno que intentará que no salgas del camino marcado, etc…

Este último punto no es nada desdeñable. Tu entorno te lo pondrá complicado. No entenderá que dejes un trabajo, que no deja de ser una fuente más o menos segura de ingresos, por algo tan inestable como invertir en bolsa. Para ellos será un salto sin red e intentarán por todos los medios que no lo hagan. Incluso tus incondicionales dudarán cuando les digas que vas a hacerlo ya.

Y esto es debido a sus creencias limitantes, que les machacarán sin tregua: no puedes vivir sin trabajar, perderás tu pensión, no tendrás derecho a asistencia sanitaria, la bolsa es un casino…. Afortunadamente, tu llevarás años trabajando todos estos temas y sabes que no son más que eso: cosas que hemos aprendido, que teníamos interiorizadas y que tenemos que desaprender si queremos vivir mejor.

¡Ojo! Hablamos todo el rato sobre dejar de trabajar, pero el cambio de vida puede ser cualquier mejora en ella gracias a tus ingresos pasivos: una reducción de jornada, una excedencia, pedirte un permiso sin sueldo cada año para alargar las vacaciones, dejar de hacer guardias o servicios nocturnos porque no los necesitas, etc…

Y cuando decides saltar y dispones de todo tu tiempo para lo que más te apetezca, tienes que estar preparado para capear una serie de problemas que seguro que aparecerán:

  • El paso de no tener tiempo para nada a tener todo tu tiempo para lo que quieras es peligroso si no tienes motivaciones. Hay que buscar actividades con las que te sientas realizado y construirte una rutina para poder aprovechar el tiempo.
  • Tienes que prepararte para la incomprensión y la envidia de la gente, porque aparecerán. Y aparecerán en personas cercanas. Y eso te provocará decepciones y distancia con personas a las que estabas muy unido.
  • Y aunque no quieras que ocurra, es muy posible que poco a poco te distancies de tu entorno habitual y te empieces a relacionar con otras personas de mentalidad y hábitos más afines a los tuyos. Piensa que es posible que te vayas dos o tres meses de viaje y cuando vuelvas tus amigos seguirán con sus trabajos y su vida contra reloj, y eso creará tensiones.
  • El trabajo te da un status, un prestigio con tu entorno, una forma de vestir, la pertenencia a ciertos grupos, etc… Y todo esto se pierde. Hay gente que no sabe asimilar todo esto y se deprime.

Por todo ello es muy posible que tengas que hacer muchos ajustes en tu vida a nivel de presupuesto, rutina y horario, y que tengas que buscarte una historia para explicar cuando la gente te bombardee con su incomprensión. En mi opinión no son más que pequeños inconvenientes, pero conviene estar preparados para no verse adaptarse lo más rápidamente posible.

Ten en cuenta que es posible que vuelvas a trabajar, especialmente si escogiste por ejemplo una excedencia o si dejaste tu trabajo con la intención de volver. Será duro, no te voy a engañar, pero también será una buena manera de probar cómo sería tu vida y si esta decisión es para ti.

¿Y por donde empiezo?

El primer paso posiblemente es elegir un buen broker para ti. Y digo para ti, porque cada uno pone énfasis en lo que es importante para él. De hecho, es posible que los condicionantes que ahora son muy importantes luego pasasen a un segundo plano.

  • Las comisiones que cobra por operación, custodia y cobro de dividendos. Si quieres un broker muy barato igual te inclinas por Interactive Brokers o Degiro.
  • La garantía de la inversión en caso de que el broker no pueda devolverte tus activos. Los brokers españoles, como Clicktrade o ActivoTrade, están adheridos al Fondo de Garantía de Inversion (FOGAIN) y garantizan hasta 100.000 € en valores. Los bancos españoles, como Selfbank, están adheridos al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y garantizan 100.000 € en cuentas y depósitos y otros 100.000 € en valores. Y los brokers de otros países están adheridos a los fondos de garantía de sus países. Por ejemplo, ING y DeGiro garantizan sólo 20.000 €, que es lo que cubre el fondo de garantía de inversiones holandés, e Interactive Brokers garantiza hasta 500.000 $, que es lo que cubre el fondo de garantía de inversiones estadounidense.
  • Los extractos con las operaciones de un determinado periodo.
  • Si comunica o no los datos fiscales a La Agencia Tributaria.

El segundo será decidir qué tipos de activos comprarás, qué fuentes de información utilizarás y cómo las utilizarás para decidir qué activos comprar y a qué precios. Si crees que aún no estás preparado para tomar este tipo de decisiones, puedes utilizar herramientas de inversión como pueden ser los servicios de asesoramiento de OCU Inversiones o Morningstar Dividend Investor, o incluso copiar las posiciones más repetidas en los fondos gestionados.

El tercer paso es tener claros los trámites que tendrás que hacer de cara al Estado por el hecho de invertir en bolsa, para no tener sorpresas. No es que sea muy complicado, pero ten claro que tendrás que:

  • Rellenar algún apartado más en la declaración de renta para declarar las ventas y recuperar la doble imposición de los dividendos
  • Presentar el modelo 720 de del Ministerio de Hacienda si superas los 50.000 € depositados en el extranjero, cosa que pasa con algunos brokers populares como Interactive Brokers o De Giro.
  • Presentar el modelo D-6 del Ministerio de Economía si tienes valores negociables en el extranjero.

Y finalmente tienes que definir un plan de inversión: cuánto dinero reservarás a inversión cada mes, cada cuánto comprarás activos, qué empresas comprarás… y además fijar una serie de puntos de control para ver que vas bien. En el año 5 tendré que cobrar X dividendos al mes, en el año Y dividendos, etc…

Es importante entender, por ejemplo, qué tipo de rentas puedes esperar para no llevarse sorpresas, cuál es la influencia del ahorro inicial y cuál será la evolución de la cartera a partir de llegar a un cierto volumen.

Y para comprobar la evolución será imprescindible registrar todos tus movimientos para saber qué has comprado, qué has vendido y qué dividendos has cobrado, y tener una hoja resumen que te diga el estado de tu cartera (también llamada hoja de seguimiento), se puede hacer de muchas maneras, aunque las más populares son con una hoja Excel o una hoja de Google. Esta hoja puede ser todo lo complicada que tú quieras, porque estas herramientas te permite hacer cosas tan sofisticadas como obtener gráficas de evolución de la cotización en euros de las empresas que tienes en cartera, para ajustar el punto de entrada.

Intervenciones de los invitados

En este apartado y ya fuera de la guía para vivir del dividendo pondremos las intervenciones de los invitados en las Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera.

Entrevista a Gregorio Hernández (invertirenbolsa.info)

En esta entrevista Gregorio Hernández nos explica su visión sobre la economía actual. En su opinión si todos entendiesen como funciona la economía, se podría optimizar el funcionamiento global de la sociedad para que todos pudiéramos vivir mejor.

Nos hablará de prácticas empobrecedoras como las subvenciones, que favorecen al que recibe la subvención pero empobrece al resto de la población que tiene que pagarla y tiene un coste importante para gestionarla que se pierde para la sociedad.

También carga contra las privatizaciones como cortina de humo para la corrupción. Privatizar no es malo, pero si se utiliza la privatización para reducir los sueldos de la gente y no se reduce realmente el coste del servicio el resultado es que los afectados cobran menos pero además la sociedad no tiene más dinero disponible.

Finalmente habla de los beneficios de un sistema público de pensiones que funcionase en base a que cada persona se construyese su propia jubilación invirtiendo.

Si todo el mundo entendiese como funciona la economía sería sencillo corregir todas estas ineficiencias y la sociedad funcionaría mucho mejor.

Luis Álvarez (cazadividendos.com): Educar en el ahorro

Cuando me invitaron a participar en estas jornadas y me propusieron dar una charla, viendo que ya tenían un guión perfectamente definido les sugerí la posibilidad de hablar sobre la educación de los niños y sobre cómo encaja esta filosofía de vida en los más pequeños.

Y sobre eso precisamente hable, sobre los tres pilares que intentaré transmitir a mi hijo, que son:

  • Interiorizar el concepto de consumo responsable.
  • Entender cómo funciona el dinero e intentar evitarle las trampas en las que cae todo el mundo.
  • Saber cómo funciona el sistema: bancos, administraciones, trámites, etc…. El sistema es de los listos.

Antonio R. Rico (elinversorinteligente.net): bibliografía básica para empezar

Antonio nos recomendó en su charla los tres libros:

  • Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki.
  • El millonario de al lado, de Thomas J. Stanley y William D. Danko
  • La bolsa o la vida, de Joe Dominguez.

Una lástima que la primera parte de su charla no quedase bien grabada.

Coloquios con Gregorio Hernández, Antonio R. Rico y Luis Álvarez

En las dos jornadas se reservaron la última media hora para que los asistentes pudieran hacer las preguntas que quisieran a los tres invitados. Estos son los vídeos:

Conclusiones

Las Primeras Jornadas sobre la Independencia Financiera de Valencia acabaron siendo evento con una temática muy poco habitual en nuestro país. Cierto es que muchos de los asistentes ya estaban familiarizados con este mundillo al formar parte de la comunidad de buscadores de la independencia financiera y que algunos se quejaron por el nivel introductorio de las charlas, pero creo que había que abrir camino y cumplieron su cometido a la perfección.

Mi objetivo con este artículo era sintetizar todo lo que se habló y escribir una macroguía que sirva para que los neófitos tengan una visión de conjunto. Y creo que los vídeos son una manera perfecta para los que empiezan por el poco esfuerzo que requieren. Evangelizar a los que no comparten este modo de vida es siempre difícil, así que un formato más digerible es muy de agradecer.y la

Por mi parte, estoy encantado de haber podido participar en ellas. Parece que fueron el principio de muchas otras que ya se están preparando en muchos lugares de España. A ver si es cierto y pronto podemos asistir a las Segundas Jornadas sobre la Independencia Financiera… O sobre la Inversión en Dividendos… O sobre la Educación Financiera…

Porque el el dinero, el ahorro y la inversión deberían dejar de ser temas tabús y convertirse en disciplinas conocidas y aprovechadas por todo el mundo.

¡Que tengas buena caza!

Y si quieres saber más…

Si quieres una explicación general sobre los aspectos básicos que tienes que tener en cuenta para alcanzar la independencia financiera lee esta página. Y si prefieres entrar en profundidad, aquí tienes monográficos para los más importantes.



Índice | Todos los artículos