De vuelta al trabajo¡Hola, cazadividendos!  Ya sabes que el año pasado decidí cogerme una excedencia para cuidar el niño hasta que cumpliese los tres años. ¿Por qué hasta los tres años? Pues porque hasta esa edad la legislación española protege especialmente al empleado: el tiempo de excedencia cuenta como periodo cotizado a efectos de Seguridad Social (con efectos en pensión, prestación de desempleo, etc…) y, si quieres volver la empresa, esta está obligada a mantenerte todas tus condiciones y a devolverte a tu puesto de trabajo. Lo cierto es que, cuando decidí cogerla, no tenía muy claro lo que iba a hacer a la vuelta pero, después de mucho pensar, decidí reincorporarme. Y sin demasiadas ganas (para qué vamos a engañarnos) el 1 de octubre volví al trabajo.

La vuelta es dura

Recuerdo que las últimas veces que había hablado con Josan Jarque, de Enorme Piedra Redonda, me había dicho: «ya verás si vuelves, a mi se me hizo durísimo». Como explica en su artículo más conocido, Josan se tomó una excedencia de dos años y la dedicó a hacer lo que realmente le apetecía: viajar por todo el mundo, colaborar con ONGs, ser profe de inglés en Camboya, hacer el transiberiano, hacer el camino de Santiago…. Y luego volvió al trabajo.

¿Exageró?

Tampoco será para tanto, pensaba yo. ¡No poco! Después de algo más de dos meses trabajando (o por lo menos en el trabajo) puedo decir que estoy planchao. Al principio pensaba que era porque estaba desentrenado. Después de todo, es lo mismo que cuando te vas de vacaciones, pero diez meses en vez de uno, ¿no?.

¡Pues no! El nivel de desconexión es prácticamente total. Si te vas un mes conoces tus responsabilidades cuando vuelvas, sabes que lo que se estropee en tu ausencia tendrás que arreglarlo e incluso de vez en cuando compruebas cómo van las cosas para que no se estropeen demasiado.


Pero en diez meses no vale la pena preocuparse. Posiblemente los proyectos en los que estabas acabarán y empezarán otros. No tiene sentido mirar con el rabillo del ojo y cuando vuelvas, si hay problemas, ya no serán responsabilidad tuya.

Lo cierto es que no me puedo quejar, porque realmente me están cuidando mucho. He vuelto a mis antiguas funciones pero de momento sin visibilidad por parte del cliente y sin gestionar directamente ningún proyecto que facture. Y además en un proyecto muy chulo de implantación de un plan de innovación interna.

No se trata de no trabajar

Volver al redil después de dejar de trabajar durante una temporada es complicadoPero creo que da igual lo que hagas, porque el problema es que, una vez has probado las mieles de la libertad, volver al redil es bastante complicado. Sé que lo de las mieles de la libertad suena muy poético y hasta un pelín cursi. Estar sujeto a un horario es una imposición relativamente moderna y bastante antinatural, si lo pensamos bien. Durante la excedencia no es que haya vagueado precisamente. Aparte de estar mucho más con el niño, también he hecho muchas otras cosas. Por un lado me he formado en marketing online, SEO y automatización de emails. Y por otro  he reorganizado el blog para que los contenidos queden estructurados y faciliten la consulta (y el aprendizaje, si es el caso).

Y me he quedado sin tiempo. Quería haber hecho un curso de educación financiera, inversión en dividendos e independencia financiera por email, pero eso tendrá que ser más adelante. «¿Cómo puede ser?» te preguntarás. Diez meses dan para todo, pero la mayoría de gente piensa que al no trabajar puedes ocuparte de los problemas de todo tu entorno y eso también se lleva mucho tiempo. Ya que no trabajas, ¿por qué no te encargas de…?

Tiempo para mis proyectos

Así que tengo varias cosas que me apetecen muchísimo más que ir a trabajar. ¡Toma! ¡Pues claro! ¿A quién le apetece trabajar? Pero yo no hablo de no trabajar, sino de dedicar una gran cantidad de mi tiempo al curso que te explicaba antes. Unas ocho o diez horas, que es lo que he hecho durante toda la excedencia.


Ahora, con mi vuelta al trabajo no podrá ser. O por lo menos me costará mucho más esfuerzo, al tener que ocupar el tiempo sobrante, que además es el de peor calidad, ya que queda al final del día, cuando más cansado estás y cuando las tareas familiares apretan. Y eso me fastidia. Y mucho.

Horario rígido

Para mi es lo peor de llevar. Si llego al trabajo más tarde de las 7:30h ya no hay aparcamiento. Si salgo de casa más tarde de las 6:40h ya me encuentro lío en la carretera. A la vuelta lo mismo, salir después de las 17:10h es arriesgarse a llegar a casa a las 18.30h. Encaja esto con un niño pequeño que tiene que ir al cole y una esposa (un amigo me ha dicho que es troglodita llamarla «mi mujer» y me cuesta sobremanera superar esta costumbre lingüística) que empieza a trabajar a las 7:00h.

El horario rígido es uno de los inconvenientes fundamentales de ir a trabajarUna visita al médico, una reunión en el cole, ir al fisio, ir a pedir presupuesto para arreglar la cocina, un atasco al volver a casa… cualquier cosa descuadra el horario. Suerte de los abuelos. Igual estás pensando: ¡Búscate una guardería, caradura!  Pero nuestros problemas son por la tarde y las guarderías, aunque por el nombre parezcan que sirven para guardar a los niños, cierran prontito. Además, el niño ya va al cole. ¡Pues apúntalo a actividades extraescolares! Correcto, es lo que hace todo el mundo, pero con apuntarlo a inglés creemos que es más que suficiente para un niño de tres años y no queremos que pague él los inconvenientes de nuestro horario laboral.

Total, que todo el día de culo para intentar llegar a casa pronto. Como todo el mundo, no es que seamos especiales, pero durante la excedencia esto no pasaba. Y todo era mucho más sencillo.

La mala leche

Tanto la Sra. Cazadividendos como mi madre me dicen que se me nota tenso y que estoy a la que salto. Noto la mandíbula tensionada, señal inequívoca de que estoy nervioso. Cuando alguna noche no he podido dormir y me he quitado la férula de descarga mientras daba vueltas en la cama, al día siguiente me dolían los dientes de apretar.


Mal caracter por la vuelta al trabajo¿Por qué? No lo entiendo y no me lo esperaba. Como decía, no estoy estresado en el trabajo, las tareas que me han asignado son muy llevaderas y no tengo presiones por entregas o por algún cliente incómodo. Hace dos meses que empecé y no debería afectarme tanto. La única razón que se me ocurre es que la rutina me está pudiendo. Supongo que a eso se refería Josan con lo de que la vuelta era muy dura. Has visto un campo verde e infinito ante ti y ahora te encierran en un redil de veinte metros cuadrados. ¿Cómo no vas a estar estresado?

Hay vida ahí fuera

Otra vida es posibleParar para mirar con perspectiva es muy sano. Te hace ver la realidad de otra manera. En mi caso, yo pensaba que la mayoría de gente hacía horario de oficina y para mi fue una gran sorpresa encontrarme gente de mi edad a media mañana en el parque, en Hacienda o haciendo la compra o ver la cantidad de padres que puede recoger a sus niños del cole a las 13:00h. La respuesta automática ante esta inesperada realidad es: ¡No puede ser! Deben estar en paro… o están de baja… o trabajan a turnos… o lo que sea. Lo cierto es que cuando nos imaginamos una vida diferente pensamos que estamos pidiendo algo alocado y mucha gente la tiene.

Unos porque han sabido buscarse trabajos que les permiten una vida más fácil que la nuestra. O han sabido o han tenido la suerte de que sus circunstancias les han empujado hacia esos trabajos, pero el caso es que esa es su situación.

Otros porque están de baja o en paro. ¡Qué mala suerte!. Sí, eso pensaba yo y probablemente es así en la mayoría de casos, pero en este tiempo he conocido mucha gente que ha elevado a categoría de arte su aprovechamiento del sistema. Y a mi particularmente me revienta que mis impuestos sirvan para que estos individuos no den un palo al agua y encima se pavoneen por ello.

Y finalmente están los independientes financieramente (IF), que haberlos haylos. Ya conocía personalmente a unos cuantos (Josan, Roberto Carlos y Xturix, creo que no me dejo ninguno)  pero he conocido personalmente a muchos otros en estos meses: Jesús, Carlos, libfin46, Miguel Angel (que dice que no lo es pero lo es realmente), Angel, Marc y seguro que me dejo alguno.


Todos ellos han alcanzado la independencia financiera y son libres para gastar su tiempo en lo que les plaza, pero cada uno lo ha logrado a su manera: unos por la bolsa, otros por inversiones inmobiliarias, otros por haber ahorrado mucho y tener unos gastos bajísimos, unos value, otros dividenderos, alguno porque tiene la mala suerte de tener una pensión por enfermedad o  de haber recibido una herencia que le dio el último empujón, etc.

Yo lo tengo claro porque lo he visto: no es una utopía. Es duro volver pero saber qué puedes lograrlo ayuda.

Entonces ¿por qué vuelvo?

Lo cierto es que, aunque estoy más cansado de lo que esperaba, en el fondo, todo esto ya me lo esperaba y, a pesar de todo, decidí volver. ¿Por qué? Pues no sabría decirlo, pero supongo que es una nebulosa de diferentes razones, algunas objetivas y otras completamente subjetivas.

No soy IF

Vuelvo al trabajo porque no soy IFPues esto es como el chiste: ¿Por qué en este pueblo las campanas no tocan a muerto? Pues por tres motivos. El primero: no tenemos campanas… Vale, no sigas. Pues esto es igual. No ser IF y estar diez meses sin ingresar dinero es complicado. Si no eres IF claro que tienes que trabajar. Punto. Punto pero con matices. La Sra. Cazadividendos trabaja y con su sueldo ya tiramos, pero un año más trabajando es apuntalar un poco más todo y no ir tan forzados, especialmente en el aspecto anímico. Te sorprendería saber lo que aprieta tu entorno y lo difícil que es justificar quedarte en casa sin hacer nada, aunque te vean enganchado a tu ordenador trabajando en tus proyectos online.

Sé que no tengo por qué justificar nada a nadie, pero esto es como la gota malaya y al final te afecta. De hecho, si algo algo parecido en el futuro o, mejor dicho, cuando haga algo parecido en el futuro, sea una reducción de jornada, otra excedencia o dejar de trabajar, no cometeré el error de decir que es para cuidar al niño. Hay mucha envidia por ahí fuera y es mucho más sencillo si tienes alguna coartada, como trabajar para tu empresa desde casa o trabajar como autónomo en tus proyectos online.

 Esto es una carrera en equipo


El camino hacia la independencia financiera es una aventura en parejaDe nada me sirve no trabajar si la Sra. Cazadividendos se empeña en seguir trabajando. ¿Y por qué se empeña? Pues porque la Sra. Cazadividendos es de esa rara especie que ha logrado, no sin mucho esfuerzo, un trabajo que le apasiona y que puede desarrollar de manera muy agradable, con un horario que no se alarga sin fin, una dinámica no estresante y un área en la que aprende constantemente. Nuestra idea inicial era (o eso pensaba yo) que yo dejaba de trabajar, ella continuaba y yo me dedicaría a actividades más gratificantes que mi trabajo con las que conseguir ingresos: el blog y la enseñanza básicamente.

Conseguir ingresos de actividades que te apasionan, aunque sean bajos, es un lujazo. La idea era seguir unos años más y, cuando se equilibrasen las cuentas, dejar los dos el trabajo. A nuestra favor tenemos que somos muy austeros ambos y que, una vez cubierto el gasto de la vivienda, necesitamos poca cosa para mantener nuestro estilo de vida.

Pero ella no lo ve claro y creo que para que empezase a valorar esta opción, sus ingresos pasivos deberían ser bastante más altos de lo que son actualmente, así que pensé en volver y dedicar todo lo que gane en esta vuelta al trabajo a apuntalar su cartera.

Cotizaciones y ofertas de la empresa

Actualmente llevo veintiún años cotizados y el mínimo para tener derecho a pensión son quince, dos de los cuales deben ser en los últimos quince años antes de jubilarse. Pero esto cambiará. Seguro. Esto no aguanta por mucho que insistan y lo único que se puede hacer, por muy impopular que resulte, es endurecer las condiciones de la jubilación.

Seguro que en el futuro pedirán veinte o treinta años para tener el derecho a pensión contributiva, así que no está de más aumentar el margen de seguridad. Lo pongo como tercera razón porque no veo claro que vaya a haber una pensión por la que valga la pena preocuparse y porque, si acabo desarrollando cualquier actividad para generar ingresos y sustituir a mi trabajo, me tendré que dar de alta en el RETA y seguiré cotizando. Pero, aún así, reconozco que sumar algún añito de cotización tampoco me parece mala idea.


En esta misma línea de aumentar los años de cotización, si sigo en la empresa podré beneficiarme de algún programa que hubo en el pasado, como el año sabático (que consistía en no trabajar 18 meses, seguir cobrando el 35% del sueldo y cotizar por él) si lo volviesen a activar. No es que tenga muchas ilusiones, pero ahí está la posibilidad. Ah, y si la empresa pasa por alguna mala época y deciden despedirme tampoco me parecería un drama 🙂

¿Qué haré?

Pues no lo sé realmente. De momento seguir un poco más e ir viendo. Entre tanto seguir con el plan de inversión, invertir todo el dinero nuevo que no nos gastemos y todos los dividendos en la cartera de la Sra. Cazadividendos. Me interesa que ella empiece a ver con mejores ojos una desincorporación del mercado laboral.

No tiene por qué ser un todo o nada, pero la dirección debe ser buscar más flexibilidad. Puede ser reducir su jornada laboral pero yo preferiría que trabajase como freelance y decidiese cuánto tiempo dedica diariamente a su trabajo. En mi opinión, en pocos años la mayoría de empresas apostarán por un trabajo menos presencial y más en remoto, así que no está de más intentar forzar un poco las cosas en esa dirección.

Con esta estrategia aumentaremos el margen de seguridad familiar y ella se sentirá más segura. Lo suficiente para que yo vuelva a dejar mi trabajo y ella se ablande y empiece a tomarse pequeñas licencias: un permiso sin sueldo en verano, una reducción de jornada, una excedencia…

En resumen… ¡Que seguimos hacia el objetivo! ¡Que tengas buena caza!

Y si quieres saber más…


Si quieres una explicación general sobre el camino hacia la independencia financiera lee esta página. Si prefieres entrar en profundidad, aquí tienes las diferentes etapas del camino.



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