La sociedad no entiende que alguien decida salirse del camino marcado¡Hola, cazadividendos! No deja de sorprenderme cómo funcionan las cosas. Intentas salirte del camino marcado y todo son problemas. Como ya os explicaba en en este artículo, el cambio de año traerá un cambio importante también en mi vida. En mi vida y en la de mi familia. Finalmente he decidido pedir una excedencia. Y hoy hablaremos de lo que pasa a tu alrededor desde que tomas la decisión y lo explicas a tu entorno, hasta que se hace efectiva. Ya les habías explicado la situación y parecía que estaban de acuerdo, pero cuando les comunicas que vas a hacerlo, todo cambia….

Y es un problema, porque por muy seguro que estes de lo que vas a hacer, ver a los tuyos dudar te produce inseguridad y te hace replantearte todo. Haber hecho los deberes y estar convencido de que el cambio es viable y será lo mejor para ti y los tuyos será importantísimo para atreverse finalmente.

¿Cuál es el problema?

Un trabajo demasiado exigente puede hacerte pensar en un cambio de vidaComo he comentado otras veces, no hay una única razón para querer cambiar de vida, sino una combinación de muchas razones. Pero todas ellas tienen que ver directa o indirectamente con el trabajo: un trabajo que ha dejado de gustarme, que me genera un estrés constante por los plazos de entrega y por la presión del cliente, con jornadas demasiado largas y que deja muy poco tiempo para dedicar a mi familia, un trabajo que me obliga a utilizar el coche, que me hace llevar el móvil de empresa fuera del horario de oficina, etc…

Todo eso te va minando y, aunque al principio lo ves como un ingrediente más de tu trabajo y lo justificas, llega un momento en que decides que quieres un cambio de vida. Y lo primero para decidir qué quieres cambiar es decidir cómo te gustaría que fuese tu vida. En mi caso la respuesta está muy clara: quiero flexibilidad, tiempo y libertad de movimientos. Fíjate que no digo nada de no trabajar. Este punto es muy importante. Trabajar me gusta. Trabajar en lo que me gusta, claro.

¿Cuáles son las posibles soluciones?

Evidentemente, tener unos ciertos ingresos mensuales provinientes de la inversión (mi caso), de rentas de inmuebles o de cualquier otra fuente que no sea el trabajo te permiten valorar algunas opciones que otros no pueden plantearse, como dejar el trabajo o pedir una reducción de jornada. Veámoslas:

  • Dejar el trabajo no es una opción real porque los números no salen. Podría aguantar un tiempo pero luego tendría que buscar otro trabajo.
  • Cambiar de empresa no soluciona nada. O sigo haciendo las mismas aburridas funciones o renuncio a una parte importante del sueldo.
  • Reducir la jornada parece una buena solución y me encaja económicamente.

El problema de reducir la jornada es que no lo hagas si hay mucho trabajoDescarté las dos primeras casi de manera automática. Dejar el trabajo sin más me parecía una temeridad y otro trabajo me parecía el mismo perro con diferente collar. En cambio con la tercera tuve muchas dudas. La respuesta me la dio la Sra. Cazadividendos. «Puedes autoengañarte convenciéndote de que reducir la jornada es la solución, pero cuando haya cualquier problema, y en tu trabajo hay problemas cada día, te quedarás para solucionarlo«. Además, la reducción de jornada tiene otro problema, que es que continuas trabajando. Parece una trivialidad, pero es un punto muy importante: si dedicas una parte importante de tu esfuerzo, tiempo y concentración a ese trabajo, dejarás de dedicarlo a aquello a lo que quieres dedicarte realmente.

¿Qué he decidido?

Una excedencia para cuidar a mi hijo. De esta manera:

  • Tengo más tiempo para mi familia.
  • Dejo mi trabajo pero tengo la opción de volver, ya que las excedencias para cuidar a hijos te garantizan la reincorporación con las mismas condiciones. Además, mientras estás de excedencia acumulas antigüedad en la empresa y sigues cotizando a la Seguridad Social.
  • Tendré tiempo para probar otras cosas que SEGURO que me gustarán más.
  • Dedicaré el tiempo de mejor calidad a lo que quiero hacer. No es lo mismo dedicarte a lo que te gusta después de trabajar, aunque sea media jornada, que hacerlo por la mañana después de desayunar.

¿Y qué haré aparte de cuidar a mi hijo?

No me veo sin hacer nada. Así que dedicaré una parte importante de mi tiempo a varios proyectos:

  • Potenciar Los Cazadividendos. El próximo año quiero darle un vuelco completo a la plataforma. Habrá mucho contenido nuevo y ordenaré el existente. Quiero aumentar mucho la frecuencia de publicación y volver a un artículo a la semana. También me gustaría hacer crecer el centro de recursos y el glosario, secciones que están estancadas por falta de tiempo.
  • Ayudar a un amigo y lector del blog con la página de su negocio. Me hace mucha ilusión primero porque es el proyecto de un amigo y segundo porque será hacer lo mismo que he hecho con Los Cazadividendos pero para una página profesional y podré comprobar si todo lo que he aprendido es replicable en otros sectores.
  • Algo relacionado con la enseñanza. No sé cómo se materializará, pero es una espinita que tengo clavada. La docencia me gusta, así que igual doy clases en la universidad, en alguna academia o igual preparo algún curso para el blog.

No hay fórmula buena

Esta fórmula que explico es la mía. Creo que es la que mejor encaja con mi situación personal y con lo que quiero hacer, pero no es la única ni tiene por qué ser la más adecuada para los demás.

Lo importante realmente es revisar con mirada crítica si tu vida te gusta o si quieres cambiarla. Si la respuesta es que quieres cambiar, el siguiente paso es construir caminos que te permitan en el futuro hacer ese cambio. En cualquier caso, lo fácil es pensar que no se puede, que el único camino es hacer lo que te dicen que tienes que hacer, pero lo cierto es que no es así. Requerirá esfuerzo, pero la mayoría de problemas tienen solución. Puedes pensar que tu situación no te lo permite, pero en la mayoría de casos no es así.


Si quieres un cambio de vida tendrás que pensar en la fórmula para conseguirlaA todos nos dan unas cartas para jugar. Evidentemente no es lo mismo nacer en una familia rica o haber podido estudiar que nacer en una familia sin recursos. No es lo mismo cobrar 4.000 € al mes que cobrar 8.00 €. Pero las mismas cartas las puedes jugar de muchas maneras y hay que buscar la mejor manera de jugarlas. No todo el mundo podrá conseguir su vida ideal, pero seguro que prácticamente todos podrán mejorarla. Unos conseguirán una reducción de jornada, otros disponer de varios cientos de euros al mes para ir más desahogados y otros podrán dejar de trabajar sin más. Pero seguro que encuentras una fórmula que mejora tu vida.

Dicho de otro modo, si lo que tienes no te gusta intenta cambiarlo. Igual hoy no puedes pero, si no haces nada para cambiarlo, seguro que nunca podrás. En cambio, si preparas el camino, igual dentro de unos años tendrás a tu disposición esas opciones que ahora echas en falta para mejorar tu vida.

La reacción del entorno: «¡No lo hagas!»

Todo esto se lo he explicado a mi entorno. Evidentemente a mi empresa no le he dado demasiados detalles. Saben que tengo proyectos personales pero no saben que no volver es mi opción preferida. En cambio mi familia y amigos están al corriente de todo esto. ¿Y cuál ha sido su reacción? Pues todos, en mayor o menor medida han intentado que no me salga del camino marcado, que es el que tienen plenamente asumido para ellos mismos: trabajar hasta la jubilación, sin más. Los argumentos ya los sabéis:

  • Sé responsable, tienes una familia.
  • Perderás tu pensión o si la cobras será una ridiculez.
  • ¿Y si la bolsa se hunde y reduces tus ingresos a la mitad?
  • ¿Y si cuando vuelvas al trabajo tu puesto ya no está o te rebajan el sueldo?
  • ¿El blog? ¿Qué tontería es esa? No se puede vivir de un blog.
  • ¿Pero cómo quieres dedicarte a la enseñanza si no hay plazas?
  • Déjate de tonterías. ¿Piensas que eres el único que no está a gusto en el trabajo?

La empresa

Empecemos por la empresa. Tengo que reconocer que su reacción me ha dejado muy descolocado, lo cual me convierte automáticamente en un iluso. Conozco la teoría por la que que todos somos sustituibles y no hay nadie imprescindible, pero pensaba que en mi caso era diferente. JAJAJA. Después de intentar que me quedase, ofreciéndome trabajar media jornada o trabajar desde casa varios días a la semana, y comprobar que la decisión era firme, simplemente buscaron a otro para cargarle el muerto. No podrá con todo. Ni por tiempo ni por cualificación ni por experiencia, pero a nadie parece importarle. Los que están bajo mi paraguas no entienden la posición de la empresaBueno, miento: los de abajo, la gente de mis proyectos. los que están bajo mi paraguas están escandalizados porque pronostican una hecatombe cuando las exigencias del cliente no encuentren una respuesta férrea al otro lado.Y eso pasará a fin de año, con la puesta en marcha de un tema normativo que tiene que estar sí o sí el uno de enero y que va apretadillo de fechas… Pero ese es el problema del compañero al que le han cargado el muerto y de los que las pasen canutas porque no se llega a tiempo a las entregas y haya que hacer horas extras. El resto del mundo seguirá girando. O eso dicen.

La familia

Ya había explicado que me apoyaban incondicionalmente pero, a medida que se aproximaba la fecha, empezaron a aparecer las dudas: ¿Tú lo ves claro? ¿Y si baja la bolsa qué? ¿Has hecho bien los papeles y podrás volver? Me sorprende especialmente la postura de mi madre, que entiende perfectamente los cálculos y sabe que lo que planteo es perfectamente viable. Me lo había dicho mil veces en los últimos meses, pero a la hora de la verdad creo que le cuesta aceptarlo por su programación cultural. Demasiado tiempo oyendo que hay que trabajar para cobrar un buen sueldo hasta que te ganes la pensión, como para que ahora tu hijo deje el trabajo a los cuarenta y cuatro.

Los amigos


Sin lugar a dudas los que más me han sorprendido, porque son los que más me han oído hablar sobre mis proyectos y planteamiento. Después de meses oyéndome explicar lo que quería hacer parecía que lo entendían perfectamente e incluso me animaban para que lo hiciese, pero llevado el momento algunos me han dicho que no pensaban que fuese en serio. ¿Quién deja un buen trabajo como el tuyo por algo tan etéreo? Además, todo eso que explicas del blog, de la enseñanza y del resto de proyectos es muy complicado que vaya bien. Si no, todo el mundo lo haría…. Gran frase esta última: «Si no todo el mundo lo haría». Claro, el argumento para no hacer algo es que no puede funcionar porque si no todo el mundo lo haría. ¿No será que la mayoría de gente no está dispuesta a hacer el esfuerzo necesario para que funcione». Por otro lado, es curioso comprobar como los que más te quieren son los que más trabas ponen. No sé si es por protegerte o por esa sensación tan molesta cuando otro se atreve a hacer algo que tú no te atreves a hacer. Es algo muy parecido a cuando te intentan convencer de que invertir en bolsa es peligroso, sin ni siquiera entender la diferencia entre el valor y el precio de una acción. Siempre he pensado que, quitando a los que lo hacen para protegerte realmente, que al final son tu familia y tus amigos de verdad, el resto es gente que no quiere hacer el esfuerzo de aprender pero que le molesta que tú estés dispuesto a hacerlo y te vaya bien.

Conclusiones

La verdad es que tomar decisiones contracorriente es complicado. Hoy mismo mi madre le explicaba a mi tía que había cogido una excedencia y ella inmediatamente lo ha asociado a estar de vacaciones unos meses. Mi madre le ha intentado explicar que era para descansar, dedicar más tiempo a la familia e intentar trabajar por internet para no volver al trabajo que dejo. Ella le ha contestado: «mientras le guarden el trabajo para cuando vuelva».

Es curioso como teniendo una cierta reputación familiar de trabajador y con mucho sentido común, nadie piense que lo de no volver al trabajo es una opción. Igual vuelvo o igual no, pero si vuelvo será temporalmente y para intentar hacer una transición suave.

Estos días están siendo complicados a nivel emocional. El bombardeo de creencias limitantes es constante, así que es muy importante estar muy seguros de la decisión que acabas de tomar para poder repasar los argumentos que te hicieron tomarla y vencer todas las dudas que tu entorno te lanza sin tregua.

Sería muy interesante que, si estás pensando en un cambio de este estilo o si ya lo has hecho, compartas tu experiencia con el resto de lectores. El aspecto psicológico es muy importante, mucho más de lo que pensamos. Parece mentira como el corazón, la inseguridad, las creencias o la costumbre pueden hacer temblar una decisión meditada. Tu experiencia o reflexiones pueden ayudar a otros que estén en esta tesitura. ¡Te espero en los comentarios!


¡Que tengas buena caza!

Y si quieres saber más…

Si quieres una explicación general sobre el camino hacia la independencia financiera lee esta página. Si prefieres entrar en profundidad, aquí tienes las diferentes etapas del camino.



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