La estrategia


La inversión en dividendos es una estrategia sencilla, apta para todos los inversores y ganadora a largo plazo. De hecho, si escoges bien las empresas me aventuraría a decir que es mejor para la mayoría de personas que otras alternativas de inversión sencillas como podrían ser la inversión en fondos indexados o la inversión en fondos gestionados.

A nivel de rentabilidad dependerá de tu elección de las empresas. Si las que acabas comprando incrementan el dividendo durante muchos años a buen ritmo es muy posible que mejores la rentabilidad de estas otras estrategias, pero lo que marca realmente la diferencia es el aspecto psicológico: el inversor en dividendos no estará sujeto al nerviosismo de los vaivenes de la bolsa o, por lo menos, lo estará menos. No es lo mismo que tu cartera caiga un 50% en una estrategia de fondos de acumulación, donde lo único que tienes es la valoración del fondo, que lo haga en una cartera de dividendos, donde la renta mensual se debería mantener estable e incluso incrementarse.

¿En qué consiste invertir en dividendos?

Ya lo hemos comentado otras veces, pero lo repetiremos antes de entrar en detalle. La base de la estrategia son las empresas que reparten dividendos crecientes. Los dividendos no son más que la parte de los beneficios que la empresa decide pagar a sus accionistas.

En general, si una empresa incrementa sus dividendos durante muchos años, lo normal es que sus beneficios también sean mayores cada año, pero tendrás que asegurarte de que realmente es así y que no te está pagando un dinero que no tiene, comprometiendo sus resultados futuros. Es decir, tendrás que asegurarte de que cada año te paga más dividendos porque cada año gana más.

Tampoco nos sirve que simplemente los dividendos crezcan. Tienen que hacerlo por encima de la inflación porque, si no, aunque cada año te paguen más la inflación hará que puedas comprar menos cosas y tu poder adquisitivo se reducirá.


Esta es la parte fundamental de la estrategia: que las empresas incrementen los dividendos que pagan. Un 6% de incremento si cobras 10 € de dividendo sólo serán 60 céntimos, pero si cobras 100 € serán 6 € y si cobras 1000 € ya serán 60 €.

Imagínate que llegas a ese importe, 1000 € al mes de dividendos. ¿Te imagines que te subiesen un año 60 € al mes el sueldo? ¿Y que al año siguiente te lo subiesen 63 €? ¿Y al siguiente 67 €? Pues eso es lo que da la inversión en dividendos.

Imagínate un bono perpetuo, por el que no tuvieras que preocuparte nunca ya que no tenía fecha de vencimiento y que además actualizaba su cupón anualmente y por encima de la inflación. Te gusta la idea, ¿verdad?

Aspectos básicos de la inversión en dividendos

Pero hasta llegar a ese punto tendrás que ser constante, aportar dinero cada mes para inversión, escoger buenas empresas, diversificar adecuadamente y reinvertir todos los dividendos. ¿Lo harás?

Constancia

Constante porque el importe que tendrás que invertir no es pequeño y, a menos que tengas un golpe de suerte, una proyección profesional fulgurante o un estilo de vida extremadamente frugal, tendrás que dedicar muchos años a construir tu cartera, reservando una parte de tu sueldo de manera sistemática, reinvirtiendo los dividendos cobrados y, no menos importante, resistiendo a la presión social que intentará convencerte de que no vale la pena y de que deberías disfrutar de tu dinero en vez de ser tan tacaño.


Aunque el mercado esté en una fase alcista y no tengas empresas a precios que te parezcan atractivos, deberás seguir ahorrando a la espera de que lleguen esas oportunidades. Lo cierto es que lo más probable es que el problema sea el contrario, que veas más empresas a tiro de lo que tu ahorro puede abarcar. En ese caso tendrás que hacer una adecuada gestión de la liquidez para reservar dinero para cuando esa empresa que quieres sí o sí en tu cartera se ponga a tiro.

Veamos punto a punto qué significa invertir en dividendos

Págate a ti mismo primero

Es muy habitual que, cuando intentas explicar a alguien lo que estás haciendo y cuál es tu objetivo, y empiezas diciéndole que debe reservar una parte significativa de sus ingresos para invertir, te conteste que no puede.

No puedo, llego a fin de mes con dificultades

No puedo, después de pagar la hipoteca, las tarjetas de crédito y los recibos que llegan la primera semana me queda lo justo para acabar el mes.


No puedo, con un sueldo tan pequeño es imposible.

Pero cuando sigue la conversación te das cuenta de que no es que no pueda: es que no está dispuesto. Evidentemente todo el mundo puede gastar su dinero en lo que quiera y la necesidad o no de ciertos productos o servicios dependen de cada uno. Ahí es difícil entrar y cada uno deberá decidir el ritmo de vida que lleva, los productos que consume y los servicios que necesita.

Habrá gente que necesita ir a un gimnasio con muchas comodidades, tener un móvil de última generación, tener televisión de pago, un coche de gama alta, unas vacaciones cada año en un lugar remoto o una casa en una zona exclusiva de la ciudad.

Nada que decir al respecto. Simplemente hay que tener claro que, si todas esas necesidades acaban consumiendo todos sus ingresos, no será un candidato a invertir en dividendos.

Pero la pregunta definitiva es: si te subieran el sueldo un 20% ¿podrías ahorrar ese 20%?


Y normalmente te contestan que no, porque hay muchos gastos… O dicho de otro modo, sus gastos se expandirían automáticamente hasta el límite de sus ingresos. Y eso si no tiran (o están tirando ya) de deuda para cubrir los productos o servicios que no pueden permitirse actualmente.

La respuesta para este problema es el págate a ti mismo primero. Igual que te llega la cuota de la hipoteca, el pago de las tarjetas de crédito y los recibos del principio de mes, autoimponte un recibo que sea tu ahorro. Es decir, reserva nada más cobrar una cantidad para poderla invertir. No inviertas lo que te sobre a final de mes, porque lo más probable es que acabe desapareciendo, y fuerza tu nivel de ahorro al principio de mes, que es cuando dispondrás del dinero.

Por supuesto, plantéate una cantidad razonable y que puedas asumir. Ya sabes: objetivos exigentes pero alcanzables. Realistas pero que te obliguen a esforzarte un poco. Si antes de hacer esto gastabas todos tus ingresos, la consecuencia inmediata es que tendrás que prescindir de gastos que considerabas imprescindibles y que no lo serán tanto.

Obviamente, el págate a ti mismo primero no es algo exclusivo de la inversión en dividendos y es común a cualquier estrategia de inversión. Sin ahorro no hay inversión y, en muchos casos, sin reservar ese dinero cuando entra en casa es muy difícil que resistan en la cuenta todo el mes. En el fondo es autoconvencerse de que cobras -y por lo tanto no dispones para los gastos mensuales- del importe que destines a inversión.

Escoger las mejores empresas

Porque está claro que no valen todas las empresas. Nos interesan empresas grandes, fiables, internacionalizadas, líderes en su sector, con un buen historial de dividendos y que puedan ampliarlo en el futuro con incrementos constantes. Para mirar estoy hay mil indicadores y cada uno tiene sus preferencias, pero también es cierto que para saber si una empresa es apta o no para esta estrategia tampoco es necesario ponerse a bucear hasta el fondo de sus cuentas.


Una frase que se repite mucho en inversión es que para saber si una persona es gorda o no no hace falta pesarla. Por ejemplo, habrá veces en las que invertirás en una empresa porque los números te convencen a grandes rasgos pero ves clarísimo que su negocio, su mercado o su manera de hacer tiene mucho recorrido.

Es importante que definas tu sistema de análisis de empresas. Puede ser todo lo complicado que quieras, pero tampoco pierdas el norte. La información que llega a los minoritarios está bastante degradada y poco podemos hacer frente a giros como que la empresa que analizamos compre otra empresa y se endeude excesivamente, cambie de directiva y el nuevo equipo lo haga mal o que el sector entre en una guerra de precios.

Y si no te ves con conocimientos suficientes para elegir tú, siempre puedes analizar los movimientos de los gestores de éxito y emularlos. Hay que ir con cuidado, porque sus razones para comprar no tienen por qué coincidir con las tuyas pero, si escoges posiciones coincidentes en varios fondos con historiales contrastados, es posible que te vaya bien. En este caso, puede ser interesante utilizar el análisis técnico para intentar afinar el punto de entrada o utilizar opciones put para comprar a buen precio o embolsarte la prima.

No olvides tampoco el aspecto ético de la inversión. Invierte en empresas con las que te encuentres a gusto. Si tienes problemas con invertir en algunos sectores (como las armas, el tabaco o bebidas alcohólicas), en empresas poco respetuosas con el medio ambiente o con sus trabajadores o cuya actividad es contraria a las personas, simplemente no lo hagas. La cartera te acompañará (o debería acompañarte) toda la vida, así que debes sentirte bien con ella.

Payout reducido

Que el dividendo sea sostenible implica que la empresa sea capaz de generar suficientes beneficios para continuar pagándolo e incrementándolo en el futuro. El ratio que se usa normalmente para mirar el beneficio es el BPA (beneficio por acción), llamado en inglés EPS (earnings per share), que es el beneficio total de la empresa dividido por el número de acciones.


El dividendo sale de este beneficio, así que para que la empresa nos valga el DPA (dividendo por acción) debería ser menor que el BPA. La relación entre el DPA y el BPA, es decir, el porcentaje del BPA que se va al DPA, o dicho de otro modo, el cociente DPA/BPA expresado en tanto por ciento, es lo que se llama payout.

Cuánto más bajo sea el payout, cuánto menos parte de sus beneficios dedique la empresa a pagar el dividendo, más margen tendrá para seguirlo pagando e incrementando en caso de que el beneficio baje. Esta es la razón por las que las empresas que llevan décadas incrementando dividendos anualmente y sin interrupción tienen un dividendo bajo.

PER razonable

El otro ratio que suele utilizarse es el PER (Price to Earnings Ratio), que es el cociente del precio de la acción y el beneficio por acción. Se suele decir que un PER 15 corresponde a una empresa correctamente valorada, pero esto es muy relativo y hay sectores donde el PER habitual es mayor o menor a 15 y eso no significa que las empresas estén caras o baratas por ello. Por eso se suele decir que lo que es útil no es el PER de la empresa sino el PER de la empresa comparado con el PER del sector y los PERs históricos de la empresa y del sector.

Por otro lado, el BPA es un número muy «moldeable» por las empresas. Es decir, es muy fácil presentar un BPA adecuado porque hay muchos conceptos contables como las amortizaciones, depreciaciones, impuestos o partidas extraordinarias que pueden esconder problemas tras un BPA teóricamente saludable.

Por eso se suelen tener en cuenta otros ratios que dan más información, como:

  • El EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization), o lo que es lo mismo, el beneficio antes de pasarlo por el turmix de los maquilladores contables, como un valor más real del beneficio de la empresa. Sería algo así como el beneficio debido al negocio de la empresa, sin tener en cuenta temas contables ni fiscales. Por ejemplo, un cambio en la reglamentación fiscal no cambiaría este indicador.
  • El EBIT (Earnings Before Interest and Taxes), útil para separar la parte de amortizaciones y depreciaciones, que en algunos sectores es muy importantes.
  • El Enterprise Value (EV), que tiene en cuenta el valor de todos los activos de la empresa pero también su deuda. Viene a ser algo así como lo que tendría que pagar alguien que comprase la empresa.

Utilizando estos ratios, por ejemplo, tendríamos indicadores como el EV/EBITDA y el EV/EBIT, que muchos analistas coinciden en que es mucho más definitorio del estado real de la empresa que el PER.

Escojas el parámetro que escojas, además de que tenga dividendos crecientes intenta que la empresa esté infravalorada porque eso aumentará tu margen de seguridad. Lo que nos importa es el crecimiento de los dividendos, por supuesto pero, cuanto más barato compremos, más elevada será la rentabilidad inicial y menos probabilidades de perder tu inversión tendrás.

Esto será especialmente complicado en las empresas más buscadas para nuestra estrategia, las bluechips que llevan décadas incrementando los dividendos cada año y a buen ritmo. En ese caso, comprarlas a buen precio es casi una utopía y hay que pensar estrategias para incorporar estas empresas de calidad a nuestra cartera.

Empresas con poca deuda

La deuda es uno de los mayores peligros en una empresa, pero no la deuda en sí sino la deuda en relación a los beneficios. La deuda es necesaria para que la empresa funcione. Un cierto grado de deuda es un catalizador del negocio y ayudará a mejorar los beneficios, pero una deuda excesiva puede acabar con la empresa en la quiebra.

Un indicador que se suele utilizar es Deuda Neta / EBITDA y se suele decir que por encima de 3 es muy peligroso.


En cualquier caso, esto es sólo una orientación. La deuda tiene muchos condicionantes, como el periodo de vencimiento, el interés de la misma y el nuevo interés cuando venza. La deuda se suele refinanciar y aspectos como el que el nuevo interés sea mayor que el actual puede convertir una situación de deuda asumible en un problema.

Empresas con un buen historial de dividendos

Fundamental. Es importantísimo escoger empresas con una trayectoria contrastada de buen trato al accionista. Por supuesto, puedes decantarte por empresas recientes que apunten maneras, pero el no haberlas visto en situaciones complicadas y no haber podido comprobar su actitud hacia el accionista en ellas hace que no sepamos si nos servirán en el futuro. El hecho de que tengan un historial largo hace que por lo menos conozcamos la política de retribución al accionista.

Empresas con dividendos crecientes

Es el eterno debate. Las empresas que tienen dividendos crecientes suelen tener una rentabilidad por dividendo menor, porque para mantener los incrementos durante muchos años es prácticamente indispensable tener un payout bajo y eso implica que el dividendo será bajo respecto a los beneficios. ¿Qué es mejor? ¿Una alta rentabilidad por dividendo con un crecimiento moderado o una baja rentabilidad por dividendo y un crecimiento más elevado?

Si conociésemos el futuro y supiéramos que seguirían con ese comportamiento durante mucho tiempo, la respuesta es una menor rentabilidad pero con una tasa de crecimiento mayor. Pero lo cierto es que no lo sabemos, así que lo mejor es tener una cartera diversificada con empresas de ambos tipos.

En cualquier caso es importante remarcar que una de las patas fundamentales de esta estrategia es que los dividendos sean crecientes. La estrategia se llama DGI (Dividend Growth Investing o inversión en dividendos crecientes) precisamente por eso. Y con un ejemplo se ve claro:

  • Inviertes 1000 € y te dan 30 € al año, es decir, un 3%.
  • Esos 1000 € pueden revalorizarse o reducirse, pero si la empresa es buena lo normal es que se revalorice. Da igual. Nosotros nos fijamos en el dividendo y en que sea creciente.
  • Al año siguiente te dará 32 €, al siguiente 35 € … y en 10 años te dará 60 €… y en 20 años 120 € (por poner un ejemplo).
  • En ese punto tus acciones igual valen 4000 €, con lo cual esos 120 € siguen siendo un 3%, pero si lo miras respecto a lo que invertiste te estarán dando un 12%

Empresas que recompran acciones


Aunque en el Ibex es menos habitual, en otros mercados como el americano es habitual encontrar empresas que lanzan habitualmente planes de recompra de acciones. La recompra de acciones es interesante siempre que coticen por debajo de su valor, porque la empresa estaría retirando acciones del mercado por menos dinero del que deberían valer. Es más, después de retirarlas la cotización debería tender a subir porque el mismo beneficio futuro se repartirá entre menos acciones. Estas son las ventajas de la recompra de acciones:

  • Como decíamos, se reduce el número de acciones en circulación, con lo que se incrementa el beneficio por acción y se reduce el PER, cosa que redunda en un dividendo más sostenible.
  • Se puede considerar una retribución al accionista, porque el beneficio de sus acciones será mayor. Además, a nivel fiscal es más eficiente que un dividendo en efectivo, ya que no implica pago de impuestos por parte de los accionistas.
  • Cuando una empresa recompra sus acciones se está lanzando el mensaje de que las acciones están baratas y esto suele empujar la cotización al alza. Tiene un efecto parecido a cuando los dirigentes compran acciones al proyectar una imagen de confianza en la empresa.

Diversificación

La diversificación limita el riesgo. Por muy buena que veas una empresa no pongas un porcentaje elevado de tu patrimonio en ella. Hay muchas buenas empresas, así que lo mejor es que tu cartera tenga una representación de diferentes sectores, divisas y geografías. Eso te garantizará que un problema con una empresa o sector concreto no afecte de manera determinante a tu nivel de vida.

Piensa que el objetivo es vivir de los rendimientos de tu inversión, así que lo mejor es intentar el efecto de los errores. Cuanto más conocimiento tengas, más podrás concentrar tu inversión y reducir el número de empresas en tu cartera, pero inicialmente es bueno tener dos ideas en mente:

  • Definir cuál es la cantidad máxima que invertirás en cada empresa y no superarla.
  • No dejarse llevar por el ruido de mercado. Tanto si la empresa está muy barata como si parece que va como un tiro hacia arriba no te salgas del plan.

Reinvertir los dividendos

Es el tercer potenciador de tus ingresos pasivos. El primero eran tus aportaciones mensuales para comprar acciones, el segundo eran los incrementos de los dividendos y el tercero es la reinversión de todos los dividendos cobrados.

¡Pues vaya gracia! Si lo que saco lo reinvierto ¿de qué me sirve?


La idea es dejar actuar el interés compuesto e ir acumulando todos los rendimientos para que actúe más rápido. Imagínate que tus compras son de 2.000 €. Piensa que cuando hayas acumulado 50.000 € en acciones de empresas igual cobras de dividendo 2.000 € y eso te dará para una compra adicional. Cuando hayas acumulado 100.000 € igual te dan 4000 € y te darán para 2 compras. Pero si escogiste bien las empresas igual no te dan 4.000 € sino 5.000 € porque las empresas han incrementado el dividendo cada año. Es decir, tendrías para 2.5 compras. Con esa progresión, cuando llegues a los 200.000 € de patrimonio tendrás cada año por ejemplo unos 12.000 € de dividendos, que te darán para 6 compras adicionales.

Es el efecto del interés compuesto: reinvertir los dividendos y que estos sean crecientes hará que tu cartera crezca y que los dividendos sean suficientes para hacer crecer la bola de nieve. En ese punto incluso puedes dejar de aportar tanto capital propio y dejar que los rendimientos de tu cartera hagan su trabajo.

No vender

Aunque hay inversores DGI que incluyen la venta en su operativa, lo ortodoxo sería que fuese una parte residual de la operativa. La idea es comprar empresas con dividendos crecientes y mantenerlas para siempre. Mientras cumplan esta premisa no deberíamos venderlas. Habrá momentos en que verás que su valoración está muy por encima de lo que invertiste y estarás tentado de venderlas.

En ese punto deberías pensar: ¿cumplen el objetivo para el que las compré? Si la respuesta es sí no debería venderlas o si las vendes deberías cambiarlas por otra empresa igual o mejor. Si la respuesta es no, entonces valora si puedes cambiarlas por un valor. Mejor dicho: no deberías pensarlo en ese punto. Deberías tener clarísimo en qué circunstancias te plantearías vender una empresa, y actuar de manera sistemática. El ejemplo típico de situación que provoca una venta de una empresa de una cartera de dividendos es precisamente que la empresa recorte el dividendo.

En cualquier caso, no pierdas de vista que una rotación cuando hay ganancias implica que tendrás que pagar a la Agencia Tributaria un impuesto sobre la plusvalía. Y si las ganancias son grandes el impuesto no será nada despreciable. A eso habrá que añadirle la comisión de venta, la comisión de compra y otras posibles tasas en función del mercado donde hagas las operaciones.


Cuando rotas una buena empresa hay dos actores que seguro que ganan: el broker y la Agencia Tributaria. Tú es posible que aciertes o que falles, así que, si la empresa es buena… ¿por qué cambiarla?

Tiempo e interés compuesto

En mi opinión, el aspecto que hace más difícil la estrategia. Cuando te explican el interés compuesto, a pesar de que matemáticamente se entiende, cuesta mucho de captar su verdadera potencia. Además, el hecho que que haya que esperar mucho tiempo para verlo hace que hay un puntito de fe que muchos no son capaces de superar.

Vale, hasta ahora ha sido así…. ¿pero quién me dice que en el futuro también será así? Y de los que empiezan muchos se quedan por el camino porque cuando surge algún contratiempo tiran la toalla porque las dudas minan su moral.

El tiempo es posiblemente el condimento más importante de la receta. Esa es la razón de que hayamos empezado esta sección reforzando la constancia como lo primero que debes aceptar, mucho antes de hablar de aspectos más técnicos.

Y si quieres saber más…

Si quieres profundizar un poco más en aspectos más concretos sobre aspectos concretos de la estrategia de inversión en dividendos puedes leer estos artículos:


Si quieres saber más sobre  invertir en dividendos lee esta página. Y si prefieres entrar en profundidad en algún aspecto concreto de esta estrategia de inversión, aquí tienes las diferentes secciones en las que se tratan.



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